La película se llamó "Roger y yo" (1989), jamás se estrenó en la cartelera uruguaya -faltaba más- y cuando se pudo ver por la señal de cable "Space" (que antes solía pasar buen cine cada dos por tres) pudimos comprobar la gracia con la que ese gordito rompebolas llamado Michael Moore intentaba acercarse -sin éxito, claro- a Roger Smith, presidente de GM, con una falsa ingenuidad pero munido de una inobjetable lógica: ¿por qué nadie se atrevía a preguntarle algo tan inexplicable y absurdo?.
Moore parecía destinado a ser de esos cineastas que estrenan una sola película talentosa y
celebrada para después perderse por los caminos de la vida sin volver a tener otro éxito ni llamar la atención de festivales especializados. Se sabe que tuvo un programa de televisión de bastante repercusión (algo de eso puede verse en "The big one" (1998), que circuló aquí en VHS como "La gran pregunta"), hasta que volvió a llamar la atención con "Bowling for Columbine" (2002).
Ésta se trasladaba hasta la pequeña ciudad del título para tratar de desentrañar no sólo la masacre ocurrida en 1999 en una secundaria cuando dos estudiantes asesinaron a 13 personas e hirieron a otras 27, sino también, por extensión, la alarmante proliferación de este tipo de incidentes en el país y la absurda cultura de la libre prosesión de armas, garantizada por la Constitución. El documental ganó el Oscar respectivo y Moore no tuvo mejor idea que dedicarselo al Presidente Bush hijo, "elegido en una elección de mentira y creando una guerra de mentira", en clara alusión a la invasión a Irak. Muchos criticaron su desplante, pero el premio y la ira de varios de los presentes le permitieron a Moore tener la distribución que quería.
Si "Bowling..." ganó el Oscar, "Fahrenheit 911" se llevó la Palma de Oro de Cannes en 2004.
Aquí atacaba a la administración de Bush y su versión oficial sobre los autores del atentado del 11/9/01. Moore insinúa en ella que la familia Bin Laden y la del Presidente eran amigas y tenían intereses (petroleros) en común que habrían llevado a utilizar por parte de los norteamericanos a los atentados (los haya hecho quien fuera) para aprovecharse e invadir a dos países estratégicos -Afganistán e Irak, éste último sin ninguna relación ni siquiera indirecta con el 11 de Setiembre, pero igual culpado- para su propio beneficio personal.
En relativamente pocos años de carrera el gordito Michael ya había ganado el Oscar -aunque suponemos que no se lo volverán a adjudicar por su discurso- y la Palma de Oro -segunda para un documental, después de "El mundo del silencio" (1956, de Jean-Ives Costeau y Louis Malle)-. Parecía que iba a tener free pass en la industria, ya que además de premios, sus films recaudaban muy bien en esa categoría poco taquillera que son los documentales. Pero Moore siguió por su camino, sin suavizar su mensaje ni hacerlo aceptable para las grandes productoras que, en algún caso como el último reseñado, quisieron boicotear la distribución. Disney -propietaria de Miramax- a vos te estoy hablando. En realidad, cabe preguntarse si, en caso de "normalizar" su discurso, nuestro amigo Michael no perdería adeptos.
Hay quienes lo han criticado abundantemente en su país, pero con elementos demasiado fáciles de rebatir, centrándose más en una especie de odio a América que Moore tendría. Más que un argumento, parece una reacción histérica. Por cierto, su discurso va a contramano del oficial y eso a mucha gente no le va a gustar, pero hay un sector importante que sí lo sigue.
Si algo se le puede -y debe- reprochar a Michael Moore es una falta de seriedad en los datos
que maneja, que lejos de aportarle convicción a sus tesis, se la saca. Ésto es más evidente en su último film -también inédito en Uruguay- "¿Dónde vamos a invadir ahora?"(2015)- aunque nunca ha dejado de estar presente en su obra. En "¿Dónde..." imagina una irónica "invasión" de él mismo a países, fundamentalmente europeos, para "robarles" ideas mucho mejores que las que rigen en su país: la educación gratuita, la alimentación balanceada en la educación pública, las cárceles más humanas o un régimen laboral mucho más benigno para el trabajador.
Al igual que en la anterior y contundente "Sicko" (2007), donde comparaba los sistemas de salud gratuitos de Gran Bretaña y de Cuba al régimen ferozmente capitalista norteamericano, basados en seguros que sólo piensan en su propia rentabilidad, dejando desguarnecidos a los enfermos graves si son pobres, Moore exagera las bondades de los sistemas que contrapone al de su país, que quiere criticar. Uno visitó menos países que él, pero sabe que las situaciones cubanas o italianas no son tan idílicas como él las presenta. Reproches similares se le han hecho a los datos que manejó en "Fahrenheit...".
Su personaje -ese gordo que intenta meterse donde no es bienvenido- funciona mejor como
Roger y yo |
En fin, para muchos es importante que presente una versión alternativa al discurso oficial, aunque muchas veces se pase de rosca para el otro lado. Hay quienes le objetan asimismo, que sus documentales no son eso, sino un show del propio Moore haciéndose ver, lo que aparentemente, es más perceptible en sus programas televisivos realizados antes de su fama por "Bowling...". En todo caso, no está de más que nuestra cartelera cinematográfica y, ¿por qué no?, nuestra pantalla televisiva dieran cabida alguna vez en la vida a un punto de vista infrecuente y que tiene bastante para decir, sin olvidar que, por cierto, actualmente hay gente que hace documentales más valiosos.
Salada la canchita, una columna que bien que hizo los deberes con George W., hoy te trae Sicko, el film en que Michael Moore critica duramente al sistema de salud de su país, al que las recientes administraciones demócratas han querido reformar introduciéndole una especie de Fonasa, que fue catalogada por gran parte de los formadores de opinión mayoritarios como una reforma "socialista", algo demoníaco allí, según parece.
Y.E.T.P.A.P. CON RETROACTIVIDAD
Alguna vez tenía que pasar: viendo la cada vez más larga ceremonia de entrega de los Oscares, aparte de encontrarme con alguna trucha negra que me sonaba conocida y que después se reveló como Kobe Bryant ganando una estatuilla (*) por mejor corto de animación (!!!), me encontré con una muerte fundamental que esta sección no cubrió debidamente en su momento. Mal yo. Y Cinemateca, que no le hizo un ciclo.
+ HARRY DEAN STANTON - ¡Cómo se me pudo escapar ésto...!. Unos de esos actores secundarios que uno ve en un montón de películas y, si puede decir su nombre ante amigos, pasa por cinéfilo incurable. Había comenzado su carrera allá por 1954, generalmente en westerns, vaya uno a saber por qué. A partir de los 60 y 70 comenzó a aparecer en películas de calidad, aportando solidez al elenco, como hace un secundario de los buenos.
La lista de los films valiosos en los que estuvo es enorme: "En el calor de la noche"; "La leyenda del indomable"; "Pat Garret y Billy the Kid"; "Dillinger"; "El Padrino II"; "Duelo de gigantes"; "Alien"; "La rosa"; "Rescate en New York"; "Repo man"; "La última tentación de Cristo"; "Corazón salvaje"; "Pánico y asco en Las Vegas"; "Milagros inesperados"; "Una historia sencilla"; "Locos de ira" y siguen las firmas. Pero, si quedará por algo en la historia del cine es por el que es, probablemente, su único papel protagonista: el enigmático Travis de "Paris Texas" de Wim Wenders.
Trabajó en televisión en muchísimas series, viéndosele recientemente incluso en la tercera -y muy enigmática- temporada de "Twin Peaks". Su última película será "Frank y Ava", sobre el romance entre Sinatra y la monumental Gardner. Se fue tan en silencio como fue su vida personal, que ni me enteré en su momento.
También era músico. Acá lo vemos con Kris Kristopherson y un Johnny Deep probablemente en pedo.
(*) Más merecida la tenía, si vamos al caso, Pau Gasol haciendo un papel secundario importante en un capítulo de C.S.I. Miami
10 comentarios:
Excelente columna, Fagalde.
Lo banco al Lanata yanqui, pero hasta ahí nomás.
Gracias, querido.
¿Quién podría ser el Michael Moore uruguayo?
Los documentales de Moore me generan inconformismo (si es que existe esa palabra, creo que si).
Por un lado, me gusta el punto de vista que plantea, y los "enemigos" que elije.
Por otro lado me rompe las bolas, la cantidad de inexactitudes que maneja.
Entonces, primero mo entiendo porque no ajusta la informacion mas a la realidad, hasta que me doy cuenta que si lo hiciera, perderia fuerza todo lo que plantea, y seria un embole.
O sea, si pero no, o no, pero si.
Pero ta, que se yo de documentales...
Gracias Faga!!
Dollo: es interesante lo tuyo. Creo que el error del Michael es pensar que si exagera sus argumentos, va a ganar contundencia cuando es al revés. Cuanto más exacto seas, más creíble.
Aunque reconozco que no está mal que muestre que el sistema de salud cubano es mejor que el yanqui, considerando la imagen que se vende allí del polémico régimen caribeño.
FAcu: aquí no hay un documentalista irónico y progresista en el cine. Menos en la tele. Físicamente, podría ser el hijo de Marcel Keroglian con Diego del Grossi.
El día que entreguen estatuillas a categorías condicionadas, veremos a la Mamba en los estrados...
Y si papoteamos a Darwin, podrá hacer documentales?? Me niego a creer que sea F*cho Alvar*z, nuestro Moore...
Dicho esto, es magistral la lectura política que hizo Michael, respecto a la inminente victoria de Parruqueta Tramp. Ojalá venga nuevo proyecto acerca de cómo los Demócratas murieron con las botas puestas.
Hay un equilibrio delicado entre espectáculo y denuncia. Moore, al colocarse él mismo como "protagonista" de sus películas documentales (es él quien siempre va buscando revelar algo), claramente está más para el lado del espectáculo, y la denuncia juega en función del espectáculo cinematográfico.
Por eso obviamente prioriza algunos contenidos sobre otros, elige comparaciones que le sirven, etc. Obviamente eso no está bueno porque a la larga se termina convirtiendo en puntos débiles de su obra. Pero no es exclusivo de su cine, pasa en artículos periodísticos, en investigaciones académicas, en discusiones de boliche, y mucho más.
Yo consumo mucho segmentos de programas yankis de humor (o no tanto) donde se encaran temas políticos, como Last Week Tonight de John Oliver o Closer Look de Seth Meyers, donde todo parece bien documentado. Aunque uno nunca sabe si en realidad eso es real o es todo una invención.
Es como decía el poster que tenía pegado Mulder en su oficina de Los Archivos X: "I want to believe".
Cada uno tendrá que elegir qué tanto le cree a Moore sobre lo que pone en pantalla.
Lo que para mi es casi indiscutible, es que el tipo es muy muy muy bueno montando una historia, la articula y la desarrolla bien, le pone un moño precioso y te la vende como un campeón.
Excelente columna. Aguante Michael Moore, Harry Dean Stanton y Jerry Lewis, que también pasó por el segmento de los muertos del Oscar 2018 sin mayor destaque, y era un crá.
Gracias, Danzon.
Bien Ce.
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