Hoy hablaremos de la tragedia de Hillsborough, estadio ubicado en Sheffield y que, contrariamente a lo que uno podría imaginar, aún es utilizado por el Sheffield Wednesday (algo así como Capurro Miércoles). Incluso supo albergar un par de partidos de la Eurocopa del 96, disputada 7 años después de la tragedia.
¿Usted iría a ver un Marne - Yale al Cilindro después de que se le cayó el techo? ¿Verdad que sí?
Pero volvamos al tema que nos ocupa. Jugaban Liverpool y Nottingham Forest por las semifinales de la Copa de Inglaterra. Ni siquiera era la final. Triste destino el de las 96 personas que sucumbieron aplastadas contra el alambrado, como el de la foto. Una flor para él.
Digresión: en ese estadio se produjo la famosa mano de un alemán de apellido largo, que el árbitro inglés no cobró, y que precipitó el enojo de los celeste que terminó con la eliminación uruguaya en la Copa del Mundo de 1966. Claro que los 4 pepinos provistos por los teutones también hicieron lo suyo. En el último, Beckenbauer eludió a Mazurka y se metió con pelota y todo dentro del arco. La puta que te parió, Franz.
Lo cierto es que muchas veces se confunde esta tragedia con la que le costó bruta sanción al fútbol inglés, cuyos equipos no pudieron disputar Copa internacional alguna durante 6 años. Aquella fue la tragedia de Heysell, Bélgica, y todo empezó con la acción de los hooligans del Liverpool (auténtico Peñarol británico, valga la redundancia) que como estaban embolados, metieron un par de avalanchas para calentar el ambiente. Parece que los barrabravas ingleses tenían esa costumbre: correr como locos en dirección a los hinchas rivales. Los hinchas rivales, desconocedores del ritual, se cagaban y salían disparados para cualquier lado. Y algo así no puede terminar bien.
Dicen lo que saben que en Hillsborough no hubo actos vandálicos de los inadaptados de siempre, sino simplemente vendieron demasiadas entradas, y el estadio era medio bosta. Afortunadamente en nuestro fútbol se venden pocas entradas, porque lo que sobran son estadios hechos bosta.
No hay mucho para decir: acumulación de gente, los de atrás empujan, los de adelante no tienen para dónde escapar y terminan contra la reja, la reja no se abre, la policía no actúa de manera racional, y mucha gente fallece. Tan simple y triste como eso.
Momento que aprovecho para preguntarle a usted: ¿cuál fue la situación más dramática que le tocó vivir en una cancha de fútbol?
Digresión: en ese estadio se produjo la famosa mano de un alemán de apellido largo, que el árbitro inglés no cobró, y que precipitó el enojo de los celeste que terminó con la eliminación uruguaya en la Copa del Mundo de 1966. Claro que los 4 pepinos provistos por los teutones también hicieron lo suyo. En el último, Beckenbauer eludió a Mazurka y se metió con pelota y todo dentro del arco. La puta que te parió, Franz.
Lo cierto es que muchas veces se confunde esta tragedia con la que le costó bruta sanción al fútbol inglés, cuyos equipos no pudieron disputar Copa internacional alguna durante 6 años. Aquella fue la tragedia de Heysell, Bélgica, y todo empezó con la acción de los hooligans del Liverpool (auténtico Peñarol británico, valga la redundancia) que como estaban embolados, metieron un par de avalanchas para calentar el ambiente. Parece que los barrabravas ingleses tenían esa costumbre: correr como locos en dirección a los hinchas rivales. Los hinchas rivales, desconocedores del ritual, se cagaban y salían disparados para cualquier lado. Y algo así no puede terminar bien.
Dicen lo que saben que en Hillsborough no hubo actos vandálicos de los inadaptados de siempre, sino simplemente vendieron demasiadas entradas, y el estadio era medio bosta. Afortunadamente en nuestro fútbol se venden pocas entradas, porque lo que sobran son estadios hechos bosta.
No hay mucho para decir: acumulación de gente, los de atrás empujan, los de adelante no tienen para dónde escapar y terminan contra la reja, la reja no se abre, la policía no actúa de manera racional, y mucha gente fallece. Tan simple y triste como eso.
Momento que aprovecho para preguntarle a usted: ¿cuál fue la situación más dramática que le tocó vivir en una cancha de fútbol?
8 comentarios:
Ver al Peñaroul de Garisto vale?
Una tragedia vinculada al fobal y personal:
Allá por el 2003 Peñarol era presidido por el Cr Damiani (el posta), dirigido por el novel entrenador Diego Vicente "La Fiera" Aguirre, que venía de hacer una buena campaña en el Plaza Colonia de Lugano, Leguizamón, Winsker, Torlacoff, Espinel, Leal y tantas otras figuras rutilantes. A su vez el arco aurinegro era defendido por una masa amorfa llamada José Luis Félix Chilavert.
Hete aquí que jugaban Peñarol y el ¿extinto? Villa Española de Daniel Hernández (aquel que jugaba de todo y no jugaba de nada) y al Contador no se le ocurrió mejor idea que la entrada fuese un alimento no perecedero. Allá fuimos con un flaco (qepd) de allá de mis pagos, paquete de arroz en mano, a disfrutar de tan magno espectáculo. En el entretiempo mi compañero me dice "acompañame despues que le voy a pedir al gordo (léase Chilavert) que me firme la remera que es la única que me falta", a lo que yo respondí afirmativamente. Lo que nunca imaginamos era que todos estaban pa la misma y llegar a los vestuarios no fue fácil, además de que estaban los nunca bien ponderados coraceros para defender a las estrellas aurinegras de esa banda de niños, padres y adolescentes (grupo en el que yo me encontraba) que querían saludar a sus ídolos y principalmente al mencionado Chila. Y yo ahí con mi cara de nene bueno (porque tengo tremenda cara de bueno) intentando arrimarme hasta que pumba, escudazo y un "dale pa fuera pibe", "pará que yo no estoy haciendo nada" respondí, "acá no se puede estar" me espetó el servidor de la ley (mientras otros 200 estaban ahí en la misma).
La cuestión es que me echaron los milicos y mi amigo no pudo conseguir la firma del dogor, que además salió por otro lado y se fue en un auto particular y no en el bus con el resto de sus compañeros.
Partido Defensor-Boca Jrs. Centenario.
Entradas baratas que se vendían en el Super. Yo loco x ver al equipo que simpatizo (BOCA) y apreciar un partido de Copa (toutal sudamericana,creo...) fui como tantos uruguayos de otros cuadros, a la Olímpica (ni en pedo Colombes a 800 mangos). Cuestión que una barra de pendejos se fueron a la Olímpica contra la Colombes a jugar a ser La 12 y la populosa Barra Xeneise no le gustó el gesto. A lo que acallaron los cánticos EN FAVOR DE SU CLUB a base de butacas voladoras. Era una de esquivar objetos voladores cual boomerang, hasta que llegaron las tortugas ninjas a improvisar un pulmón a fuerza de cachiporra. Por suerte supimos tomar distancia a tiempo.
El recital de Marc Anthony.
Fuiste al estadio o lo escuchaste desde el balcón?
Lo escuché desde el balcón, Ilich.
¿Igual vale, no?
Claro Ce, únicamente, borracho no vale
Maravillosa columna!! Vale un toque en Zorba de Solymar peludeando con los buitres en el año 96.... Esa avalancha estuvo linda
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