¡Hola estimadas amigas! ¿Cómo se
encuentran hoy? Espero que muy bien.
Como ya se habrán dado cuenta, el verano estirado ha quedado atrás y con él, por suerte, una frase que se escuchó mucho
durante varias semanas, por no decir meses: ¡qué calor!
Se vino el otoño, a lo que le
seguirá si todo va como hasta ahora, el invierno. Ahora entonces la frase que
comenzará a escucharse será: ¡qué frío!
Estimada amiga, sepa que con
quejarse no se arregla la cosa. ¿Qué hacer entonces? ¿De quién es la culpa? Bueno la culpa es (como de casi todas las cosas que nos
pasan) nuestra y de cada uno de nosotros. Es entonces que uno se pregunta: ¿vale la pena quejarse?
En la columna del Ama de Casa del
Siglo XXI creemos que sí, que vale la pena. Salvo que sea una queja dirigida al
clima o al tiempo. Esa es una queja inútil, inútil como azotar un caballo
muerto al grito de ¡arre, arre!
Estimada amiga, si tenemos frío es por no saber
abrigarnos bien. Siempre recuerdo a una disfunta (disfuncional y difunta)
vecina que solía decir a veces, cuando venía del almacén: “No hay caso, la gente no sabe
cómo abrigarse.”
Cuánta razón en esas 9 palabras,
una coma, un punto y dos comillas dobles, estimada amiga.
Por supuesto que no nos estamos
refiriendo a aquellas personas que desgraciadamente por su condición socio-ecológica,
no tienen qué ponerse encima, no no. Hablamos de cantidades de personas que por ignorancia, pasan frío.
Siguiendo aquí les dejamos algunos consejos y porque no decirlo, desmitificaciones, las más comunes
a mi entender relacionadas al tema en cuestión:
Mito #1: Con un buen camperón grueso alcanza.
Pues no necesariamente, ya que está demostrado y científicamente comprobado que
usar varias capas de ropa es una solución mucho más efectiva para combatir el
frío.
Por ejemplo, para el torso, póngase una camiseta de licra ceñida (tipo
Prili), luego una de algodón más holgada (tipo Hering), luego una polera (tipo
Grapamiel), luego un sweater (tipo naaa) y finalmente una campera (tipo Skibelton
o cualquier otra marca).
Vualá! Le dirán “ahí va la cebolla…”, pero frío no va a pasar.
Mito #2: Yo teniendo bien
abrigados los pies, las manos y la cabeza, ya está.
Mentira. ¿O acaso usted ve por la calle gente desnuda, con gorro,
guantes y medias? ¿No, verdad?
Cierto es que por las extremidades del cuerpo, es por donde se pierde
más calor. Pero no alcanza solo con bien abrigarlas, el cuerpo todo necesita
protección.
Mito #3: El papel de diario bajo la ropa es aislante y abriga.
Bueno, es verdad. Pero también destiñe y ensucia. Hasta donde hemos
podido averiguar, el papel de diario no se considera dentro de la categoría
vestimenta.
Tampoco se recomienda si uno va a entrar y salir de varios lugares
durante un día. Primero porque es muy ruidoso y queda feo que la vean acomodándose los diarios de entre las partes. Segundo, porque el papel de diario es muy frágil. En
el trajín del saca-y-pone, se le irá deteriorando, arrugando, reduciendo sus
dimensiones. Para la noche cuando usted más lo necesite, ya no tendrá
suficiente como a la mañana cuando salió de su casa. Tercero y último, siempre
algún pedacito de diario puede sobresalir de la ropa, por el cuello, maga o
escote. Si viaja en ómnibus, nunca faltará el impertinente que se le arrime a
vicharle las noticias.
Mito #5: La piel de perro sirve
para hacer prendas de vestir abrigadas.
Si bien en el norte de China, la piel
de perro se utiliza para hacer zapatos y chaquetas, en la cultura occidental
está muy mal visto utilizar animales domésticos para tales fines. Además, el
olor a perro mojado que desprenden dichas prendas una vez lavadas hace
insoportable su uso cotidiano.
Mucho se ha hablado en estos días
pasados de la erradicación de la jauría de canes “salvajes” que habitaban en
la Colonia Etchepare. Ojalá se les haya encontrado un destino digno y que el mito #5, al menos
para estas latitudes continúe siendo eso, un mito.
¡Hasta la próxima!
Cada semana recomendaremos
diferentes sitios en Internet o “saits” creados por renombradas Amas de Casa de todo
el mundo.
Hoy les dejamos a la amiga Ling
(sí, es mujer) y su sitio de préstamos para compra de autos en Inglaterra. Al
menos de eso parece ser el sitio, porque también hay karaoke, juegos, gatos con
casco, y mucho, pero mucho más!
Que lo
disfruten: http://www.lingscars.com/
22 comentarios:
El retorno del año.
¿Y el mito númnero 4?
"Esa es una queja inútil, inútil como azotar un caballo muerto al grito de ¡arre, arre!"
Qué gran figura poética
Más que retorno del año es el retorno del milenio.
Esta columna es lo que el país todo necesitaba. Muchas gracias.
El detalle del título que prende y apaga es tecnológicamente increíble.
Y sobre el contenido: fantástico. Como para imprimirlo y mandarlo a la ANEP para incorporarlo al plan educativo de Primaria.
¡Albricias! Una hermosura de columna.
Me encanta la palabra "impertinente".
Muchas gracias amigos por los conceptos invertidos.
Carles: el mito #4 fue eliminado por contener demasiados errores gramaticales.
El abrigo con papel de diario tampoco es muy recomendable en el caso de concurrir a una cita con ciertas posibilidades de intimar.
no la leí porque me hipnotizó el cartel de nueva sección, pero cuando la lea seguro será lo mejor que me pasó en el año.
y el mito condria?
Raúl de Arroyo Seco, 124-3
Que bien hechita esta columna.
El papel de diario me suena a veterano de la IASA pasando frío en el Fossa, un domingo a las 4 de la tarde, en pleno Invierno.
Un regreso a toda orquesta
Las viejas dicen que para mantener las patas calientes hay que abrigarse el marote.
¿Esta mal dejarse el pijama abajo del pantalón para ir a trabajar?
Yo el pantalón no, pero la camiseta de dormir me la dejo, y a veces se pone calor y estoy en una reunión o haciendo un trámite y no me puedo sacar el buzo. Es espantoso, ojalá nunca les pase.
Yo recurro al calzoncillo largo en casos de frío extremo.
No sé si está mal o bien, pero si te dá un patatús fuera de tu casa, te tienen que sacar los ropajes y descubren un pijama...
Facundo: yo también, pero calzoncillo largo con calzoncillo abajo verdat?
Efectivamente. El mayor problema de esa prenda es que de mañana temprano abriga precioso, pero cuando se acerca el mediodía puede llegar a hacer transpirar bastante al loco viejo.
Yo a los 17 años casi arranco para un quilombo del interior sin sacarme el calzoncillo largo.
Por suerte me avivaron a tiempo.
Ahora hace tiempo que ya no los uso.
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