Y sí, evidentemente la naturaleza es sabia, o nosotros muy estúpidos. Por algún extraño mecanismo que seguramente cuenta con varios millones de años de evolución, parte de nuestra memoria se borra de forma selectiva y un día (o una noche, eso va en el gusto de los progenitores), vuelve a ocurrir el milagro de la concepción -o de la adopción-; la epifanía de la paternidad no tiene por qué ser un hecho meramente biológico.
Y cuando nos vuelven a la mente como un flash esas bellas postales de la epidural, estamos al borde de las 12 semanas. Cuando al fin podíamos dejar al botija sin culpa en la casa de los abuelos y salir a bailotear un rato con nuestros amigotes, volvemos a las noches de baba, pañales, mente en blanco y Telechat. No puede haber una explicación razonable para tal cosa. Dije razonable. Si se puede considerar un “Ahhhhhh” o un “Ohhhh” como una explicación, el problema estaría resuelto.
Dime cuándo, cuándo, cuándo...
¿Cuándo es el mejor momento para ser padres por primera vez? Posiblemente nunca estemos preparados. Pero entonces juega a nuestro favor la ignorancia. También incurre en esta conducta, la de ser padre, aquel uruguayo-uruguaya tipo que ya convivió, se casó, viajó por Europa, sacó préstamo en el hipotecario y se compró su primer cuatrimotor. Por duro que suene, algunos hijos son producto de presiones sociales o planificaciones vitales standard, lo cual no implica que luego sean menos amados por sus padres.
¿Cuándo es el mejor momento para volver a cometer semejante locura? Es una pregunta que me resulta todavía más inquietante que la anterior. En primer lugar, porque tenemos demasiada información sobre lo que implica asegurar la supervivencia de un bebé indefenso. Pero además probablemente debemos hacernos cargo todavía del fruto de nuestra ignorancia, el hijo de la inexperiencia, ese pequeño dictador que nos cambió la vida para siempre y hará de todo por retener nuestra atención.
El momento ideal para decirle al hermano o hermana que ya no será el rey o reina del baile merece un capitulo aparte. Seguramente mucho antes de que tomemos esta sesuda decisión, ellos se pongan más mimosos, más insoportables, adopten conductas tan extrañas como querer regresar a épocas pretéritas, de la lactancia a los pañales. Todo puede suceder. Por más pequeña que parezca la criatura, está muy al tanto de lo que sucede a su alrededor. Un consejo: nunca subestimes a un balbuceador.
Métodos (anti) conceptivos
Así como muchos primogénitos son concebidos por obra y gracia de una pastilla tomada a destiempo, un profiláctico de mala calidad, un dispositivo intrauterino mal colocado o simplemente un “masiqueexploteelmundo”, los segundos no están libres de planificaciones disparatadas. La probabilidad es mala consejera del futuro padre. Un 1% de chance se transforma fácilmente en dos rayas color fucsia fluorescente.
El folklore parental está repleto de historias de bebés largamente buscados y finalmente encontrados y viceversa, evitados con ahínco y que aun así se empeñan en abandonar su apacible limbo para asombro de sus improvisados padres.
Conozco muchas mujeres que tuvieron dos o más “accidentes”. Por eso a mí me gusta más pensar en la idea de que son los hijos los que nos buscan a nosotros y no al revés. Por más que hagamos fuerza, en favor o en contra, la llegada de los hijos -incluso cuando sentimos que tenemos todo bajo control- responde a las leyes de la mística más pura, si es que tales leyes están escritas en alguna parte.
Yo quedo embarazada cada vez que me compro championes nuevos y me anoto en el gimnasio. Es creer o reventar. En mi caso, ambas.
A lo Coelho
Y qué mejor momento para tocar este tema que la primavera, cuando están a punto de nacer los hijos del verano. Y para los que optan por otras formas de paternidad, también es un momento de plazas llenas de botijas, esperas y esperanzas, mezcla de ansiedad y melancolía. Porque ser padre después de todo no es más que hacer el intento de dejar en este mundo algo parecido a un ser humano con la firme convicción de que, en el mejor de los casos, no podremos estar presentes para presenciar el final de su historia. Menuda responsabilidad.
Y cuando nos vuelven a la mente como un flash esas bellas postales de la epidural, estamos al borde de las 12 semanas. Cuando al fin podíamos dejar al botija sin culpa en la casa de los abuelos y salir a bailotear un rato con nuestros amigotes, volvemos a las noches de baba, pañales, mente en blanco y Telechat. No puede haber una explicación razonable para tal cosa. Dije razonable. Si se puede considerar un “Ahhhhhh” o un “Ohhhh” como una explicación, el problema estaría resuelto.
Dime cuándo, cuándo, cuándo...
¿Cuándo es el mejor momento para ser padres por primera vez? Posiblemente nunca estemos preparados. Pero entonces juega a nuestro favor la ignorancia. También incurre en esta conducta, la de ser padre, aquel uruguayo-uruguaya tipo que ya convivió, se casó, viajó por Europa, sacó préstamo en el hipotecario y se compró su primer cuatrimotor. Por duro que suene, algunos hijos son producto de presiones sociales o planificaciones vitales standard, lo cual no implica que luego sean menos amados por sus padres.
¿Cuándo es el mejor momento para volver a cometer semejante locura? Es una pregunta que me resulta todavía más inquietante que la anterior. En primer lugar, porque tenemos demasiada información sobre lo que implica asegurar la supervivencia de un bebé indefenso. Pero además probablemente debemos hacernos cargo todavía del fruto de nuestra ignorancia, el hijo de la inexperiencia, ese pequeño dictador que nos cambió la vida para siempre y hará de todo por retener nuestra atención.
El momento ideal para decirle al hermano o hermana que ya no será el rey o reina del baile merece un capitulo aparte. Seguramente mucho antes de que tomemos esta sesuda decisión, ellos se pongan más mimosos, más insoportables, adopten conductas tan extrañas como querer regresar a épocas pretéritas, de la lactancia a los pañales. Todo puede suceder. Por más pequeña que parezca la criatura, está muy al tanto de lo que sucede a su alrededor. Un consejo: nunca subestimes a un balbuceador.
Métodos (anti) conceptivos
Así como muchos primogénitos son concebidos por obra y gracia de una pastilla tomada a destiempo, un profiláctico de mala calidad, un dispositivo intrauterino mal colocado o simplemente un “masiqueexploteelmundo”, los segundos no están libres de planificaciones disparatadas. La probabilidad es mala consejera del futuro padre. Un 1% de chance se transforma fácilmente en dos rayas color fucsia fluorescente.
El folklore parental está repleto de historias de bebés largamente buscados y finalmente encontrados y viceversa, evitados con ahínco y que aun así se empeñan en abandonar su apacible limbo para asombro de sus improvisados padres.
Conozco muchas mujeres que tuvieron dos o más “accidentes”. Por eso a mí me gusta más pensar en la idea de que son los hijos los que nos buscan a nosotros y no al revés. Por más que hagamos fuerza, en favor o en contra, la llegada de los hijos -incluso cuando sentimos que tenemos todo bajo control- responde a las leyes de la mística más pura, si es que tales leyes están escritas en alguna parte.
Yo quedo embarazada cada vez que me compro championes nuevos y me anoto en el gimnasio. Es creer o reventar. En mi caso, ambas.
A lo Coelho
Y qué mejor momento para tocar este tema que la primavera, cuando están a punto de nacer los hijos del verano. Y para los que optan por otras formas de paternidad, también es un momento de plazas llenas de botijas, esperas y esperanzas, mezcla de ansiedad y melancolía. Porque ser padre después de todo no es más que hacer el intento de dejar en este mundo algo parecido a un ser humano con la firme convicción de que, en el mejor de los casos, no podremos estar presentes para presenciar el final de su historia. Menuda responsabilidad.
27 comentarios:
¡Botijas para todo el mundo!
Maca, ¿te llenaron la cocina de humo nuevamente?
¡Felicitaciones!
Carles: tu fineza contrasta notoriamente con la columna.
Qué grande Maca!
me encantó lo de "los hijos nos buscan a nosotros!
Buenísima columna.
coincido en que hay algun metodo biologico de supervivencia de la especie que hace que nos olvidemos de las complicaciones de los bebes y hace que nos parezca buena idea el tener otro más...
Maca: llevás la verdad bajo el ala. Algo bueno habremos hecho para merecer estas columnas.
Un dia entré a mi casa, y me esperaba mi hija de 10 meses, sentada en la sillita de comer, atrás de la puerta apuntando hacia mí, y con un cartel colgado del cuello cuyo talibán mensaje era: "Voy a tener un hermanito!!!!".
Me hubiese gustado ser ella, para ver mi cara...
Jejeje...
Luis ¿en serio te hicieron eso? Con todo respeto, pero esa madre se merece lo peor :P
Gracias por estar ahí cada miércoles.
Ahhh... mal yo que no confirmé la noticia.
Efectivamente estoy esperando mi segundo hijo, con un embarazo de 10 semanas y una panza que parece de 20.
Arrancó medio complicado, pero parece que finalmente todo se encaminó... ya veremos.
Cuando pase la famosa semana 12 les prometo el reality del botija II, actualizado de yapa con la columna.
Felicitaciones, si cabe el término.
Este blog sirve para traer gente al mundo... Dobleveo, Brunzo, Ce, Juan Domingo, El Nacho, el propio yo, son solo algunos que me vienen a la mente.
Podríamos armar el contra juego de Dugui, y apostar quién será el próximo integrante de tplmp en encargar un botija.
Este blog sirve para traer gente al mundo... Dobleveo, Brunzo, Ce, Juan Domingo, El Nacho, el propio yo, son solo algunos que me vienen a la mente.
Podríamos armar el contra juego de Dugui, y apostar quién será el próximo integrante de tplmp en encargar un botija.
felicidades, Maca!!!!!!!!!!
Gracias por las albricias!!!
Me parece muy buena la propuesta de la ruleta botijeril.
¡A por ella!
Ruleta botijeril? Reíte de la rusa!
Yo apuesto por Sofía y yo mismo.
Felicitaciones, Maca.
Sofía y lo que es Fagalde juntos, o por separado?
yo para mi que faga ya tiene hijos por ahí pero que tvía no se enteró
o se hizo elno enterado
¡Cómo está la primavera!
Hay olor a botija en el aire...
¿Quién se anima?
:P
¡A procrear que se acaba el mundo!
Yo lo veo a Ce encargando hermanito/a para Juana... no sé, yo la tiro.
Maca, que bueno!!
Advertencia: sumar un crio a la familia, no multiplica el trabajo, lo cuatriplica, se potencian, se alian, hacen complot para que sientas que tuviste trillizos ambas veces.
Pero también se cuatriplica el amor, las risas, los mimos.
Bienvenidas las madrugadas en vela, los chupetes y la teta a demanda!!
Dulcinea: lo sospechaba... más teniendo en cuenta que Manu sola ya vale por 4. Mejor ni saco la cuenta! jeje.
Después del sacrificio de los primeros tiempos vienen los domingos de mañana en la cama de los papis, todos amuchados mirando dibujitos (o punto penal... jejeje). Para todo lo demás, existe MasterCard ;)
Sofi, tontita: los nuestros van a ser los primeros.
Por lo menos, de parte mía.
Muy buena columna!!
Es verdad que uno se olvida, a tal punto que ya quiero otro...
Pero me parece que la madre aun no porque se me cago de risa cuando le dije...seguro que la sufrió un poquito más que yo, je
Abrazo y felicitaciones
Gran columna. Sobre la ruleta botijeril no voy a decir nada porque podría torcer el rumbo que están tomando las apuestas y no quiero incidir en un emprendimiento tan cristalino como este.
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