Una de dos: o bien tenían muy mala puntería, o bien tiraban a errarle a las ventanas.
Sí, ya sé. Me fui al carajo con el título. Pero qué quieren, si en los últimos once días pasamos por esos cuatro países, no había forma más representativa de ilustrarlos con lo que van a leer en la columna. De hecho, el nombre completo del tercero es Bosnia y Herzegovina, mas preferí acortarlo, para que ningún despistado llegue a pensar que en ves de cuatro fueron cinco los países visitados.
El lunes 26 de setiembre llegamos a Viena. No hicimos mucho, y el martes 27 nos fuimos para Budapest. Íbamos a parar en Eslovaquia pero ya el título venía quedando muy largo y preferirnos evitarnos ese disgusto.
Linda ciudad la capital húngara. Cuenta la historia que pidieron ayuda a los soviéticos para sacarse de encima a los nazis, y unos cuantos años más tarde, le pegaron el grito a los norteamericanos, ya que los rusos se estaban poniendo cómodos y no tenían muchas ganas de irse. Si todo sigue sobre ruedas, el año que viene están llamando a Supermán.
Es cierto que es llamada la capital pornográfica del mundo, pero lamentablemente para esta crónica, y para el propio cronista, no juntamos los elementos necesariso como para confirmarlo fehacientemente. Sí decir que la húngara (la mujer, no el pancho) entra claramente en el top 5 de mujeres del viaje. Ya ahondaremos en ese ránking en el que, por ejemplo, están Noruega y el país del que pasaremos a hablar, Bosnia y Herzegovina.
Ya de pique decir que uno va a la capital de ese "país", la propia Sarajevo, nos remonta automáticamente a la CNN en los años 90 con bombas, tiros, líos y cosa golda. Bueno, llegar a la ciudad también. Edificios de dos pisos sin ventanas a lo largo de kilómetros de ruta, poca luz, descampados, agujeros de bala en las paredes de las casas, nos muestran a las claras de que lo que nos provoca el nombre es realidad pura. Una sola cosa cambiaba el panorama: las 73 (más menos 2) estaciones de servicio que cruzamos en 100 kilómetros de viaje. Desconocemos el motivo de tanta venta de combustible, puesto que, para bien o para mal, Internet también es por estos días un bien escaso. ¿Cuál es el otro bien escaso? Ni idea, pero quedaba linda la oración.
Ahora bien, ¿puede una ciudad ser muy distinta a sus accesos? Sí. O sea, los agujeros de balas obviamente también estaban, pero en alguno ya aparecían reboques. Partidos de ajedrez gigante en las veredas y las peatonales con las decenas de bares y restoranes también nos hablaban de que Sarajevo será lo que será por fuera, pero por dentro es mucho más linda que muchas. Al contrario que sus mujeres.
¡Y nos fuimos para Croacia! Que ya habíamos pasado para ir a alguno de los países anteriores, pero ahora fuimos a quedarnos unos días. Por lo que, contando la pasada anterior, debemos haber pasado por unas ocho aduanas croatas y bosnias antes de llegar a Dubrovnik, un coqueto balneario del país de Suker.
Muy linda ciudad también, con castillos, casinos y playas. Capaz se nos fue un poco la mano en quedarnos cuatro noches, pero es que hasta enero en Uruguay no vamos a volver a ver arena. No se equivoca quien afirma que los otros veintiséis años de mi vida esperé diez meses cada vez que quería volver a hacer playa. ¿Y? Problemas tenemos todos.
Para la anécdota, en el castillo de Dubrovnik se estaba filmando una producción de HBO "Game of Trons". Si me ven avisen, que aunque todavía estoy esperando que me paguen el comercial de Yerba Sara, capaz acá garroneo algún mango.
Lo que es ahora, estamos en el ferry hacia Bari, para liquidar el viaje con Italia, España, Inglaterra y algún otro país que se nos cruce. No, no se ilusionen, que el índice de países por día baja estrepitosamente, así que hasta diciembre hay columna.
Hasta el jueves que viene, a las 21 como siempre. Pero antes propongo un desafío, buenos contra porongas. ¿Quién ganará?
4 comentarios:
Excelente columna. Como siempre.
Propongo, empero, tapizarla de aceptables.
A pedido de Kings, va la poronga
la verdad da gusto leer estás crónicas, salú salú!
si hasta silas nos lee!
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