NdelR: Si ya escuchó el audio que acompaña esta nota, lo siguiente no es más que la transcripción fría y sin humor de lo que allí se debatió (y si no lo escuchó, también). En cualquier caso, escuche Tampoco es tan así todos los jueves 21hs por la Señal 1 de Mediarte, o los días posteriores en cualquier plataforma de Podcasts y no volverá a perder el tiempo leyendo estas columnas.
Me disponía a pedir un Uber, abrí la App y la tarifa dinámica me hizo abandonar la idea: no iba a pagar 200 pesos por ir hasta Pocitos, así que seguí en la calle, esperando un bondi, un taxi o lo que fuera. Pero no aparecía nada, entonces volví a insistir con Uber y el precio ahora estaba en 250 pesos, y unos minutos después andaba en 300. Ya era muy tarde para llegar adonde estaba yendo, y podría asumir dejarme estafar pagando los 300, pero no lo hice por un solo motivo. ¿Cuál? Muy simple: 15 minutos antes podría haber pagado 100 pesos menos.
Al día siguiente, cómodo en mi sillón, miraba el transcurso de la Supercopa de España, Barcelona contra Sevilla. El comentarista no paraba de despotricar contra el puntero derecho del conjunto catalán: Ousmane Dembélé, un moreno francés que les costó 145 millones de euros, pero que hoy en día valdrá 40. Parece ser que el Barsa recibió una oferta por 70, pero no acepta venderlo por un simple motivo. ¿Cuál? Les costó el doble.
Y mientras estas ideas no terminaban de cuajar en mi cabeza, saqué la entrada para ver a Nacional por la Copa Sudamericana: 500 pesos para ir a una cabecera. Con tanta mala suerte que media hora después me llamó un amigo y me dijo que tenía pase libre para ver el partido en el palco. Le dije que no, obvio, si yo ya había pagado 500 pesos y no quería perder esa entrada.
Hasta que ayer, mirando capítulos viejos y doblados al español de Better Call Saul me llegó la revelación. Saul, o Saúl para los amigos, es un abogado impresentable, que cada día que pasa hace una nueva cagada. Kim, en cambio, es una abogada exitosa e intachable. Increíblemente son pareja, y en este capítulo, luego de una de sus tantas metidas de pata, Saúl le pregunta a Kim por qué ella sigue con él, a lo que ella responde: por la falacia del costo irrecuperable.
A eso que Kim le llama falacia del costo irrecuperable, nosotros preferimos llamarle la falacia del costo hundido. Y palabras más, palabras menos, consiste en asignarle valor a una cosa por el costo que tuvo.
4 comentarios:
Hermoso. La razón por la que ingiero algunos productos con gusto a vómito, básicamente porque lo pagué.
Por eso sigo entrando a este blog.
Excelentes experiencias
¡Bendiciones!
¡Muy bueno! ¡Vaya! Me hizo pensar en los tiempos en los que mi mamá o mi papá decían: "te lo tienes que comer porque costó caro" o "¿no ves que hay niños en África que no tienen qué comer y tú desperdicias esto?"
Creo que, en ciertas ocasiones, para llevar bien las cuentas de lo que gastamos es bueno tener un estudio contable
Saludos.
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