Al final le terminamos ganando nomás al Portugal de Cristiano Ronaldo y poco más. Su superestrella, mal que bien, acabó viendo cómo quedaba eliminada su selección sin que fuera capaz de hacer gran cosa. Y no me digan que alcanzó y sobró con la marca pegajosa de Torreira para anularlo. Quienes ven en Tabárez a un DT que se para bien atrás y nada más, saben muy poco de ésto. Eso incluye a algunos que valoran a técnicos y jugadores según si le dan una entrevista exclusiva y se jactan de ser amigos del impresentable de Bilardo, como si tomaran el té todas las tardes con Foucault.
Si tiene un mérito importante O.W. como conductor en la cancha del seleccionado -dejemos afuera por un par de párrafos su incidencia en la formación del grupo y su importancia decisiva como creador de una organización de trabajo que todos los periodistas deportivos actualmente halagan un día sí y el otro también, aunque dudo que muchos de ellos sepan efectivamente de qué están hablando- es haber entendido que en esta plenillanura levemente ondulada se pueden sacar algunos buenos jugadores en casi todas las posiciones -inclusive goleadores- pero que solemos andar muy escasos de eso que les sobra casi siempre a brasileros y argentinos: armadores hábiles de juego.
Con esas limitaciones -especialmente complicadas hace ocho años- fue encontrando lentamente un grupo de jugadores que le respondieron tanto dentro como fuera de las canchas (más allá de divorcios escandalosos, acusaciones de "club de amigos" y mordeduras varias), para rendir más y/o más frecuentemente que selecciones más dotadas desde lo innato.
Estamos entre los ocho mejores de este Mundial y no fuimos de los peores ni entramos por la puerta de atrás. Eso debería alcanzarnos y desde ya, en la columna decana, avisamos que para mí ya cumplieron con una actuación más que digna, opinión que no cambiará aunque Francia, nuestro próximo rival, nos elimine con goleada.
La gente está contenta, alegre, esperanzada. Sin campañas publicitarias ni sorteos en los
estadios -como pasó alguna vez hace ya mucho tiempo- apoya a esta selección y cree que todo es posible. Me da miedo que se piense que es fácil. Tabárez en una de sus últimas -y famosas- conferencias de prensa en las que ya no se enoja tanto, dijo algo que no he escuchado en ningún compatriota: "-Que no nos creamos que nuestras virtudes somos los únicos que las tenemos." Para mí que estaba hablando de la famosa "garra", que los charrúas no eran los únicos indios que la poseían. Y que los demás seleccionados también se rompen el hongo para ganar y también trancan de cabeza como nosotros.
En Cuartos tenemos a un equipo temible -que no invencible, por cierto- como Francia, con nombres más que importantes arriba, pero que no le pasó por arriba a ninguno de los dos equipos sudamericanos con los que se enfrentó. Es complicada, no la demos por ya ganada. No nos confundamos.
Esta semana posa para papi una de las actrices que fueron presentadas en su momento como nuevo mito erótico al nivel de Brigitte Bardot pero que no llegaron muy lejos: Valerie Kaprinsky. Apareció en la remake de "Sin aliento" con Richard Gere y luego, en "La mujer pública", dirigida por el finado y polémico Andrzej Zulawski y "El diablo en el cuerpo" de Marco Bellocchio. En éstas y en todas las otras, se desnudaba permanentemente, lo cual se agradecía por parte de la platea masculina. Después desaparecería del mapa, a pesar de que se sigue manteniendo muy hermosa, ya pasada la cincuentena.
Llegaba el Mundial 1978 y hubo dos renuncias muy importantes que los medios locales -o sea, argentinos- y los nuestros, para qué mentir, silenciaron lo más que pudieron: la de quien era probablemente la principal estrella futbolística del momento, el holandés Johann Cruyff y la del capitán argentino, Jorge Carrascosa, quienes no quisieron convalidar con su presencia el campeonato entre campos de concentración, como se dijo hace cuarenta años en medios de prensa no controlados por dictaduras militares.
Argentina, como es sabido, jugó y ganó el referido Mundial. Al igual que en 1934, con la Italia de Mussolini, un estado parapolicial y violento pretendía justificarse con un triunfo deportivo, que finalmente conseguiría. La historia oficial argentina absuelve a sus jugadores, que aceptan que no sabían nada, que sólo se preocupaban por su profesión y que estaban demasiado al margen de lo que pasaba. Que sabían que habìa habido enfrentamientos y violencia entre militares y guerrilleros, que había una dictadura pero no se imaginaban lo de los desaparecidos y las torturas.
Está bien. Nadie le puede pedir al delantero estrella que resuelva los problemas del país. Pero, les guste o no reconocerlo, hubo multitudes que enloquecían con los goles, generalmente de jugadas "ensuciadas" como se dice ahora y con los partidos dudosos -ay, ese 6 a 0 a los peruanos- tomando como propios los mensajes de Videla y los suyos de que la Argentina era el mejor país del Mundo. Aunque es cierto que el vergonzoso discurso del "Gordo" Muñoz pretendiendo que un campeonato los hacía "derechos y humanos" fue al año siguiente, cuando también ganaron el Mundial Juvenil, ahora con Maradona.
Que uno sale a gritar los goles de su selección sea cual sea su gobierno, es cierto. Pero también es cierto que los hermanos argentinos prefirieron comprar el circo que pretendía negar lo otro, también. Así como también es real que nuestra dictadura propia y sus medios de prensa sobones inventaban historias de orgías para desprestigiar a los holandeses, que habían expresado públicamente los reparos de visitar un país con un régimen tan autoritario y violento. Y que casi todos hinchamos por los propios holandeses en la final, no por opositores a las dictaduras, sino por sentimientos antiargentinos.
10 comentarios:
Vamos nosotros demain!!!!
No creo que sea para nada facil mañana.
De aqui al final de la participacion de Uruguay, lo que mas mal me haria, es quedar afuera con Brasil.
Gracias Faga.
Usted merece.
Estamos medio patrioteros. Cualquier boludo q hable bien de nosotros consigue titulares enseguida.
Para mí, en la semifinal no le podemos ganar a los brasucas. Ponete nervioso, Obdulio.
yo la vi a La mujer pública en Cinemateca. No sé en qué lugar de la memoria tenía eso. Muy rara, pero en una bien.
Es una pelicula histerica. Zulawsky estaba chapita mismo. Cuando vi a la Valerie pensé: -no me digas q ese minón se va a desnudar mismo.
Nunca me faltes, decano... De las colurnas más en pecho, que recuerdo
Ta feaza para nosotros, pues no tenemos el distinto esta vez. El Forlan en 2010, el Shoshita del 90' por decir algo...
Ojalá esté tapado, y sea el Tala Gol...
Una precisión, amigo Fagalde.
Cruyff no fue al 78 por otros motivos, no tenia idea de la situación política. Un tiempo antes había sufrido un intento de secuestro y no quería ir a un lugar tan lejano. Además, había todo un puterío comercial ya que a Holanda lo vestía Adidas y el loco era hombre de Puma. Si uno se fija bien, en el 74 su camiseta tenía dos tiras y no las clásicas tres.
Carrascosa se había hartado del ambiente del fulbo un tiempo antes, se ve que tenía "códigos".
El que no vino al 78 (y sí estuvo en el 74 y en el 82, casualmente marcando los últimos goles) fue el bigotón Paul Breitner, a quien Andrés Salcedo, el mejo relator televisivo de la historia, llamaba Mao Mao, obviamente por sus ideas políticas. Ideas, que dicho sea de paso, no le impidieron jugar en el supuestamente equipo fascista del Real Madrid. Boludo no era.
Cruyff no tenía ninguna conciencia política, pero como jugaba en el "progre" Barcelona le concedían ese mérito. Además se fumaba dos cajas de puchos por día, cosa que está muy mal visto en ambientes progresistas. En Porgreso no hubiese jugado nunca!!!
Nada más, gracias.
Saludos.
https://www.libertaddigital.com/deportes/futbol/2014-07-17/paul-breitner-el-futbolista-aleman-que-rechazo-jugar-un-mundial-por-sus-ideas-comunistas-1276524013/
no se festejan derrotas
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