miércoles, 20 de diciembre de 2017

Salada la canchita: El director que jamás existió

Según la base de datos Imdb.com, en estos momentos tiene tres largometrajes en pre-producción, está filmando otro y completó uno más en este 2017 que se nos va, además de seis capítulos de una ignota serie televisiva. Un hombre que no afloja de dirigir. ¿Qué méritos tiene el poco conocido Alan Smithee para trabajar tanto, más teniendo en cuenta que en su ya dilatada carrera que está llegando a los 50 años, tiene muy pocos títulos dignos de tener en cuenta?.

 En realidad, su filmografía no merecería una Canchita si no fuera por el singular caso de que el señor Smithee no es una persona real. Es el seudónimo que se eligió por parte del sindicato correspondiente para cuando el director de un film (o de un capítulo de serie o hasta de un videoclip) termina peleado con los productores y no quiere ser asociado a esa película con la que no quiere saber más nada ya.

No es que necesariamente la obra resultante deba ser un desastre. Muchas veces pasa que el director que ya no quiere que su nombre figure tiene un criterio y los que deciden, otro muy distinto. Pero hay que admitir que la mayoría de los largometrajes firmados por nuestro amigo Smithee terminan con una magra carrera comercial.

La primera vez que el papá no quiso ponerle su apellido al nene fue con el western "Pueblo sin ley", de 1969 con los veteranos Richard Widmark y la cantante de jazz Lena Horne. Don Siegel -más que competente realizador de films de acción- se desentendió de la película por desacuerdos con los productores y debutó oficialmente Smithee, aunque ya había firmado un par de telefilms. Pese a los problemas, a la película le fue bien, tanto en taquilla como con la crítica.

Nuestro amigo imaginario volvería a trabajar habitualmente a partir de los 80, lo que tiene una explicación de esas que los críticos más jóvenes olvidan tener en cuenta: en esa década volvió a expandirse el mercado de películas baratas, poco exigentes, filmadas rápidamente con un presupuesto mínimo, o sea, el cine B destinado ahora no a las salas de barrio como en las décadas anteriores, sino al video (o VHS, como lo llamamos sus deudos).

Es que difícilmente Alan Smithee sea llamado para hacerse cargo (legalmente) de las superproducciones que intentarán comandar la taquilla. Generalmente, es convocado cuando un director está molesto con la falta de presupuesto para hacer unos efectos decentes o para contratar a un elenco idem. Una excepción curiosa fue la ya mencionada aquí "Duna", firmada por David Lynch en su exhibición en cine pero por Smithee cuando se le hizo un montaje especial para la televisión, que aparentemente terminaba de destrozar lo poco que al director le gustaba.

Probablemente, el film más interesante que "realizó" Smithee fue "Catchfire" -denominado "Camino sin retorno" en video- que iba a ser la consolidación como director importante de la industria de Dennis Hopper, luego de "Colors" (o "Vigilantes de la calle"), tras el éxito de "Busco mi destino" y los largos años de drogadicción y autodestrucción. Con un reparto que lo incluían a él mismo, Jodie Foster, John Turturro, Fred Ward y Vincent Price; Hooper intentó hacer una historia personal de ese delincuente que se enamora de la mujer que debe secuestrar, pero los productores tenían la palabra final en el montaje y se nota. A una primera mitad interesante, sigue una continuación incomprensible, terminada a la que te criaste. Obviamente, fracasó y nadie me va a convencer que si lo hubieran dejado al loco de Hopper hacerla como él quería, hubieran recaudado menos.

En fin, no ha faltado quien busque un "estilo" y hasta haya publicado estudios sobre la filmografía de este señor irreal. Si bien un porcentaje muy grande de films estrenados comercialmente con normalidad tienen importantes modificaciones y mutilaciones ordenadas por quienes firman los cheques, las películas en las que el director exige que su nombre no figure generalmente denotan un rodaje complicado, con desacuerdos y/o enfrentamientos entre el propio director y sus estrellas o sus técnicos. En otros casos, como se ha dicho, las opiniones del director y de los productores son irreconciliables y éstos últimos toman el control del corte final, arreglando el material como se pueda. 

Así, dificilmente podamos encontrar una obra original, interesante y correctamente narrada de principio a fin. La filmografía de Alan Smithee suele estar en el mayor de los olvidos y ése parece ser el lugar que se merece. 




Salada la canchita, una columna tan espantosa que no hay nadie que quiera adjudicarse su autoría, hoy te trae una película que podría ser la obra maestra de un director tan singular (aunque medio en decadencia) como Emir Kusturica. Underground (1995) fue una farsa absurda que estuvo muy cerca de ser la crónica definitiva de la inentendible Guerra de los Balcanes, sino fuera porque el sector específico de los hechos recientes fue talada de raíz en la exhibición internacional. Creo que esta copia recupera algo de lo perdido. Cero relación con Smithee, por cierto.

Para la semana que viene, y antes que todo el mundo empiece con la idea, vamos a aprovechar que se cumplen 50 años del tan mítico 1968 y analizaremos lo que se filmaba en aquellos años.

6 comentarios:

Ce dijo...

No confundir con Alex Smith, que es flor de ladrón.

Alvaro Fagalde dijo...

Tengo miedo de preguntar quien es Alex Smith.

zorro d colonia dijo...

El que tiene un amigo llamado Orejas

dollo dijo...


De aburrido nomas, una consulta: si algun dia ganara un premio de direccion alguna pelicula de Smithee, para quien va, para el director renegado, o para los productores.
Gracias Faga!!

Alvaro Fagalde dijo...

El Oscar (R) siempre se entrega a los productores.

Vesubio dijo...

casi me confundo con el alter ego del viejo puto de Lostito.