lunes, 2 de octubre de 2017
Laralaira
El mundo sigue complicado
Si ya nos parecía duro que los milicos españoles anduvieran cagando a palazos a señoras de edad, después apareció el clásico loquito con metralleta tirando balazos a mansalva. Y al Chino Salva también. Ocurrió en Las Ve(r)gas, ese lugar que chorrea un poco de grasa pero que no le hace daño a nadie.
Varias puntas para tocar.
Por ejemplo, ésta.
Luego: ¿cuál cree usted que debe ser la mejor reacción ante una situación como esa, con un señor tirando balazos desde una altura elevada? en los videos se ve gente que se queda tirada boca abajo, y gente que opta por correr.
Yo creo que intentaría huir al grito de "¡ahora, síganme!", poniendo a mis seres queridos delante (estoy tan ancho, que puedo taparlos a todos al mismo tiempo) e intentando correr lo suficientemente lento como para que el que venga detrás, me sirva de escudo.
Pero quizás sea mejor tirarse al piso y taparse la cabeza. Algo que en mi caso también puede ser una acción titánica. Pero si me las voy a tapar con los brazos, ¿qué gano? Supongo que una bala lanzada a esa distancia, desde lo alto, cuando llega a mi cuerpo es capaz de atravesar mis brazos sin perder la velocidad suficiente para incrustarse en mi cráneo y hacérmelo volar en mi pedazos.
Pero no sé, quizás alguien tenga más información. A propósito de la foto: ¿qué hacer si uno queda en la primera fila de un enfrentamiento ante policías armados con palos, casos y escudos? ¿Cuál es la mejor forma de recibir el golpe? Supongo que el antebrazo pero intuyo que al tercer golpe te queda más machucado que la cabeza del Lucho Romero en 1995.
¿A usted le ha tocado recibir una estocada policial? ¿Sensaciones?
Otro tema
Dijo Bardanca hoy que los jueves van a levantar el paro hoy mismo. ¿Qué cambió? Nada. Fija que Popovits se quería ir un fin de semana a Las Toscas con Umpiérrez, e inventaron todo esto. Porque si no, no se entiende. Cuestión que parece que el fin de semana se juegan los partidos atrasados de la sexta fecha. En el medio de los partidos de la selección. O sea: un embole de dimensiones siderales.
¿Usted qué dijo?
Uruguay está cerca de clasificar directo al mundial. La pregunta se impone: ¿quién creía usted que iba a clasificar cuando comenzaron las Eliminatorias? ¿Eh? No vale mentir.
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14 comentarios:
«Dijo Bardanca hoy que los jueves van a levantar el paro hoy mismo»
Clarito el concepto.
Dos o tres veces me paró la policía para pedir documentos. Una de ellas de muy mala manera. Me puse muy nervioso, casi me cago encima. Finalmente cagué en el baño del boliche al que estaba por entrar.
Allá por el 2005 o 2006 Peñarol se medía de visitante ante los del prado que no son ni River Plate ni Wanderers; los auriblancos; los de Yanuzzi; los que cantan "dale papal, dale papal como decía Tito", en fin, Bella Vista. Desde temprano la jornada se presentó con rachas de fuertes lluvias, vientos huracanados y bajas temperaturas pero la entrada ya se encontraba en nuestras manos (hablo en plural no porque sufra de un trastorno de personalidad, sino porque me encontraba con un amigo), así que decidimos ir a pesar de las inlcemencias climáticas. Luego de hacer algo de tiempo bajo una parada de ómnibus situada sobre la avenida Lucas Obes (infructuosamente ya que no nos ibamos a librar de mojarnos), decidimos ingresar a la cancha. Para lo que se estaba viviendo en cuanto a la realidad climática y la realidad de Peñarol del momento, el marco de público en la popular era más que meritorio (compuesto éste en su mayoría por los muchachos de la barra de aliento). Una vez allí adentro nos unimos a los cantos y demás esperando que comenzara el partido, sin embargo, a través de los altoparlantes del coqueto recinto papal una voz infame informó de la suspención del cotejo. Los muchachos, algo frustrados, comenzaron a arremeter contra las instalaciones, principalmente el alambrado que separa tribuna de campo de juego, además de que no se encontraban de ánimo como para retirarse, por lo que tuvo que intervenir la fuerza del orden. Cuando mi amigo y yo nos vimos rodeados por un lado de la gente linda de la barra y su accionar un tanto exagerado y por el otro de las fuerzas del orden que no supieron interpretar el sentir de los gurises, no tuvimos mejor idea que salir por la única puerta de entrada y salida, caminando y con las manos en alto en claro gesto -o al menos nosotros pensamos eso- de "nosotros estamos en son de paz". Finalmente los agentes no interpretaron en los mismos términos nuestro lenguaje corporal y nos aporrearon, debo decirlo, una única vez a cada uno. En mi caso el golpe fue en diagonal desde la zona de los riñones hacia abajo.
Cruzarse con Reyes en Tres Cruces cuenta como estocada??
La estocada "Es Tocada*"??
Varias cosas, pero no me dan las pelotas pa escribir nada, asi que vayanalavarselojete.
Tamanana
Si usted tuviera un grado de certeza mínimo que los milicos van a repartir palo, llevaría a su hijo a una manifestación popular?
Hay alguna necesidad de arriesgar las vistas del gurí con una bala de goma mal tirada?
Mi respuesta es: no en cualquiera de los casos.
A la de Reyes, nunca me enfrenté gracisadió a las fuerzas del orden, y cuando las tuve cerca tomé los recaudos correspondientes o sea una prudencial distancia mínima de una par de cuadras
A la mía propia, no papá!, a quien se le puede ocurrir llevar al nene a enfrentar milicos que por mas europeos que sean te van a partir al diome igual... La adrenalina no tiene fronteras
Llamame cagón si querés o garca, pero tengo el riñón y los hígados intactos, solo un poquitín agredidos por la ingesta excesiva de alcohol los fines de semana.
Ilich cagón, garca.
Lo que tengo para contar es poco pero es mío. Mis acercamientos a la fuerza policial fueron de dos tipos, y sin consecuencias.
1) En mi adolescencia, durante alguna calurosa tarde del verano salteño, a la hora de la siesta se nos daba por atacar vehículos con bombitas de agua, como pa refrescarlos un poco. En alguna ocasión, supongo que ante la denuncia de algún afectado, fuimos perseguidos por varios uniformados. Dado el proverbial sobrepeso de "los milico", y nuestra agilidad propia de la edad, generalmente no lograban alcanzarnos ni apalearnos como lo hubiéramos merecido. No obstante alguna vez lograron agarrar a algún amigo, y su captura la vivíamos como tremenda injusticia, digna de tiempos oscuros.
2) En el estadio ligué alguna leve estocada al grito de "circule, circule", nada más que con el objetivo de desalojar la tribuna lo más ágilmente posible al finalizar un cotejo. No dolía, pero un poco que me sentía ultrajado por tan innecesaria intervención.
Nada más.
Otra era cuando estábamos tomando vino en la esquina. Si veíamos venir el patrullero, teníamos que esconder el vino porque si lo veían los déspotas nos tiraban todo ante nuestra impotente mirada. Eso no era un golpe pero era peor. Y no era época de dictadura, si no los "lumninosos" años 90.
Ahora sí nada más. Lo prometo.
los milicos me cascaron en la fiesta de dolores; pero lo pior; lo mas pior era que un borracho (eramos varios en el cuarto) le logro devolver una piña, a lo que aparecieron 10 compañeros y le bailaron un pericon arriba.
Muy cagones.
Otra cosa, tabarez es capo
Cuando tenía 18 años y pesaba 65 kilos -y estrenaba atletismo- me corrieron dos milicos con sus palos y sus canes en una manifestación contra la dictadura (no la de Terra).
Me encontré un un momento en una especie de callejón sin salida pero ccn un muy alto alambrado, el cual trepé de una manera q desconozco.
Lo peor es que al pasar al otro lado les hice pito catalán a los señores represores, ignorando la existencia de armas de fuego. Por suerte, la yuta (y sus perros) también parecía igrnorarla.
Paaah! Como canta León Gieco, "Todo está guardado en la memoria" , tengo recuerdos de palos policiales encima, de patadas y otras exquisiteces, pues cuando joven experimenté en reiteradas ocasiones la adrenalina de la huida táctica para el repliegue y posterior ataque nuevamente a pura pedrada con los milicos que repartían con generosidad mucho mango por el lomo. Eran tiempos de convicciones fuertes y el sentir de que cada uno tenía naturalmente el deber de cambiar las cosas.
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