¿De qué te reís, bo? I

EL HUMOR EN LA PANTALLA CHICA


Cuando yo era chico, era más sencillo en la tele. Había noticieros, había ciclos de cine, había seriales, había concursos y había programas de humor. No había periodísticos, eso sí, porque en dictadura no se informa (parala, loco, tas peor que Viglietti).

No llegué a ver el "Telecataplum" original con Almada, Espalter, D'Angelo y Henny Trailes (por lo que sé, Berugo Carámbula y Frade aún no estaban en el elenco). Sí vi "Jaujarana" con el grupo completo, realizado en Buenos Aires y transmitido acá por canal 4 (los "uruguayos" como se los llamó allá, se habían ido muy peleados de Teledoce). En este último canal se hacía -en vivo- "Coliseo colifato" con Pepe Vazquez, el "Guita" Vidal, Imilce Viñas, Ademar Rubbo, Carlos
Aldama, etc. O sea, el elenco que después realizaría el retorno de "Telecataplum" que comenzaría de forma brillante pero después, rápidamente, cayó en la rutina. Mientras tanto, desde Argentina llegaban distintos títulos con el otro equipo ("Hupumorpo", "Comicolor", "Hiperhumor") hasta que en 1976, y con mucha publicidad, estrenaban programa nacional en canal 10: "Decalegrón".

¿Cómo era el humor que allí se hacía?. Básicamente blanco, con una estructura de sketchs que solían reiterarse más allá de lo aconsejable. Quienes vieron al primer, mítico "Telecataplum", hablan de su caracter mayormente visual y creativo, aunque poco de ello pude apreciar en los siguientes títulos. Inevitablemente, ojos actuales pueden ver a esos programas como lentos, simples e inocentes. Pero no hay que olvidar que en aquello tiempos mentar una palabra que rimara con "culo" era toda una audacia. Y una picardía.

Desde la vecina orilla vinieron principalmente los distintos ciclos de Alberto Olmedo, un poco sobrevalorado luego de su insólita -y no del todo investigada- muerte en 1988. Fabuloso improvisador, mezcla de picardía de la calle y rigor artístico, se merecía otros libretistas, directores, productores y compañeros de elenco. La única excepción en este último rubro podría ser Javier Portales (de apellido real Alvarez), un secundario no demasiado versátil pero que se reveló como el complemento ideal para balancear las improvisaciones del divo. Que tenían su punto más alto en el recordado sketch de Borges y Alvarez, los dos hombres "cultos" que esperaban turno para una entrevista laboral.

Otro programa que supo tener sus buenos momentos en canal 12 fue "El show del mediodía" con Cacho de la Cruz y Alejandro Trotta, con una primera etapa a fines de los 60 y otra, que dura hasta ahora, cuando lo retomaron en los 80. Muerto Trotta y desperdigado un más que aceptable elenco que incluía varios fogueados cómicos de carnaval, hace tiempo que es un mero vehículo para el egocentrismo de Cacho y su hijo Maxi, más un concurso que un programa humorístico.

Luego de la bajada de cartel de "Plop" y la salida no demasiado elegante de la gente de "Decalegrón", sendas decadencias mediante, ha habido algunos intentos poco exitosos de establecer programas cómicos en nuestra programación. Pero no anduvieron ni Luis Alberto Carballo ni Luis Orpi. No se ha encontrado la fórmula nueva y se ha comprobado no sin dificultades que los esquemas viejos ya fueron. ¿Qué hacer sin copiar a la pésima TV argentina, donde tampoco casi no hay programas humorísticos?. La seguimos con este tema en la próxima.

BONUS TRACK:



Las hermanas Rivarola reciben al zoquete de Silvio Soldán, varios gatos atrás. Probablemente la Marieta haya sido el personaje más gracioso de Espalter. El papel de "Samantha" lo hacía allá un ignoto señor bastante arruinado y no el hermano de Darío Rodríguez.



No podía faltar: Alvarez y Borges. No está completo, falta el comienzo donde se franelean a Silvia Pérez y también les quedo debiendo el chiste final. Pero lo importante no es lo que libretaba el finado Sofovich, sino lo que improvisaban los dos cómicos.

TANDA:



La recordada publicidad del casamiento García-González de cerveza Quilmes, con todos los famosos de la vecina orilla con esos apellidos. Acá podríamos haber aportado a la María y al Sordo. O al Morro y al Bananita. Gran actuación del Charly; no hay caso, el tipo tiene carisma.



Otro comercial que ya conocimos pero que está bueno. Inteligente ironía sobre los gustos musicales de mi amigo Berch. Aunque ésta es la versión peruana, se destaca el Zorro cantando enterrado en las arenas de Conchillas.