¿Chavo sí, Chavo no?

No le voy a decir que me cae simpático, ni que me parezca un entrenador llamado a sobresalir en el balompié mundial. Pero tampoco me hace gracia que ahora todos hagan cola para putearlo, que le pidan que renuncie, que todos afirmen que si Luna intenta eludir a siete ecuatorianos en lugar de tocar de primera, es culpa del Chavo.

Ahora bien, me pregunto algo: ¿qué tiene que tener un técnico para ser exitoso? ¿Eh? Quizás así podamos saber qué le falta a Díaz para darle a la hinchada tricoparquense lo que ésta parece estar esperando.

En primer lugar, conviene tener buena relación con los jugadores. Es lo que salvó al Muñeco Gallardo cuando su equipo era un desastre y Peñarol le había sacado como 14 puntos. ¿O me van a decir que el Nacional del Muñe practicaba un fútbol champán? Y no, jugaba feo, pero ganaba, en particular los clásicos, de atrás, con goles de Recoba, etc. Pero el tipo era amigo de sus dirigidos, y éstos lo bancaron a morir.

Con un panorama similar (campeón jugando feo, con clásico ganado, etc.), Carrasco debió irse. ¿Por qué? Porque buena parte del plantel no lo quería, pensaba que era un pillado, etc. En particular, dos referentes, como Lembo y Peralta, le tenían bronca (uno porque le hacía compartir el brazalete, otro porque no lo ponía lo suficiente).

De más está decir que la relación del Chavo con su plantel parece estar mucho más cerca de la que supo tener Jota Erre. A eso sumelé su aparentemente nulo carisma, algo que a Carrasco le sobra, y que a la larga hace que, por más pedante que suenes, le puedas caer simpático a un par de jugadores (caso Porta y Vigneri). Pero el Chavo ni eso.

Para peor, como futbolista, Díaz no logró trascender (aunque parece que jugó en España; bueno, el Chueco Perdomo jugó en Italia, ahora que lo pienso), algo que sí hicieron Carrasco y Gallardo. "¿Qué me puede enseñar este a mí, si conozco todos los secretos de mi puesto?" puede pensar un Pichón Núñez. Encima, el tipo es joven (tiene apenas un año más que Scotti, y dos más que Abreu y Recoba), algo que generalmente no ayuda para que lo respeten a uno.

Tiene una cara y una voz que transmiten poco. El dirigente que lo trajo ya no está. La hinchada no lo conoce, pues nunca jugó en el club, como jugador pasó desapercibido, y como técnico de primera había dirigido un semestre en Defensor y un par de partidos en Central. Bastante poco como para no putearlo al primer resultado adverso. A los jugadores debe pasarle algo similar: es soberbio, no es gracioso, no lo conoce nadie, ¿a quién le ganó? Y para peor, el equipo no gana. Pues tiendo a suponer que si tu equipo gana, por peor que te caiga el entrenador de turno, te terminás sumando al tren porque a todos nos gusta afiliarnos al éxito.

En segundo lugar, el entrenador debe saber cumplir su trabajo. Aquí parece no haber problemas: dicen los que lo vieron que es un técnico que trabaja muy bien durante los entrenamientos, y no recuerdo grandes cuestionamientos relativos a la conformación de sus equipos, ni a los esquemas tácticos escogidos, ni a los cambios que introduce. Generalmente, arrancan los partidos y uno ya sabe quiénes van a entrar y quiénes van a salir. Así que poco para reclamarle por este lado.

En tercer y último lugar, un entrenador exitoso tiene que tener suerte. El Chavo no parece tenerla. En el Apertura 2011, el Nacional de Gallardo salió campeón con 32 puntos. Peñarol hizo 30 y quedó tercero. El Nacional del Chavo culminó el Apertura 2012 con los mismos 32 puntos, solo que Peñarol, esta vez, sumó 36.

En conclusión, como a la suerte no se la puede orientar, lo mejor que puede hacer Díaz es hacer un asado, invitar a los jugadores, mamarse, hacer un par de chistes, tocarle la cola a Bueno, burlarse del Cachorro, imitar a Carrasco, decirles "pero bien que ustedes están acá porque mandé a mi equipo para atrás en la final del Uruguayo", o cosas por el estilo. Que los jugadores vean que detrás del aparentemente pedante técnico, hay un ser humano.

De última, si se lo echa, ¿a quién van a traer? ¿A De León y su poncho rojo? ¡No Gregorioperecemos a De León, por favor! ¿A Carrasco? ¿Será por su campaña en Danubio? ¿A Eduardo Acevedo? ¿Será porque dejó a Banfield en la B?

Pongamoslé una ficha al Chavo de la gente. Que él prometa ser más simpático, y que los jugadores hagan el resto.