jueves, 22 de septiembre de 2011

Hasta siempre, comandante

Ahora resulta que lo que nos da Casal, no nos sirve. Estuvimos 20 años comiendo de su mano, nos acercamos a él cuando nos falló algún charter, golpeamos su puerta cuando los campeonatos no podían arrancar debido a las deudas de los clubes, contamos con el apoyo de sus amigos cuando hubo que ir a amedrentar a los australianos, colocó a jugadores mediocres en los clubes más encumbrados de Europa, salvando para siempre a un sinfín de familias condenadas a la miseria. ¿Y ahora qué? ¿Le negamos el saludo al tipo que puso plata en este fútbol cuando quedábamos afuera de los mundiales, justo ahora que somos potencia mundial? No nos parece justo.

En la vida hay que ser agradecido. Ya lo dijo el doctor Da Silveira en su momento: entre un violador serial y un agradecido, a mí dame el violador, que en una de esas lo podemos encauzar. Pero el desagradecido no tiene remedio.

Entre 1990 y 2010, la celeste fue la selección de Casal. Al pobre Francisco le echábamos la culpa toda vez que nos tocaba perder, y cuando a alguien –Ramón Ivanhoe Barreto Ruiz– se le ocurrió agradecerle los favores recibidos, con aquel tan merecido “Gracias Paco” sobre el viejo placard electrónico de la Tribuna Colombes, nos rasgamos las vestiduras, gritamos “pero qué vergüenza”, y le terminamos echando las culpas cuando quedamos afuera en primera fase, luciendo la indumentaria más hermosa de la historia de la Copa del Mundo: la famosa camiseta L’Sporto (“para hacer goles de orto”).

Uruguay alcanzó su peor ubicación en el ranking de la FIFA en 1998, tras haber finalizado las Eliminatorias bajo el comando de un octogenario, y con los 115 quilos del Pato Aguilera como única punta. ¿Y qué hizo el Gran Paco en ese momento? Invirtió en imágenes que él sabía que no iba a poder vender en ningún lado. Creó Tenfield, le pagó unos mangos a los periodistas que más lo criticaban, y creó esa maravilla llamada “Pasión”, que nos salvó del proverbial tedio del anochecer dominguero.

De su mano, gozamos de los mejores espectáculos musicales previos a los partidos de la selección, aprovechando el auge de la movida tropical. ¿Quién no se quedaba con ganas de cantar “soy celeste, celeste, soy yo” tras una hora y media de escuchar a L’Auténtika (que no en vano es la que te arranca la cabeza)?

¿Y en el 2005 qué? El hombre consiguió el charter más cómodo para los jugadores celestes, que después no hicieron lo que tenían que hacer, y quedamos afuera ante los canguros. ¿Se la agarraron con Zalayeta que tiró el penal como una madre? No, se la agarraron con Casal. Pero sepaló, señor, señora: Paco, al igual que Eugenio, no patea penales.

Cuatro años más tarde clasificamos a Sudáfrica gracias a que convenció al Zurdo Bessio de cantar el himno bien despacito, cosa de enfriar a los de por sí no muy impetuosos costarricenses. En el camino, compró paquetes de juveniles ignotos con el sano fin de permitir que el fútbol uruguayo siguiera llegando a cada barrio, a cada recóndito paraje de nuestra república oriental.

¿Y cómo le pagamos? Negándole el saludo ahora que los jugadores formados en los equipos que él una y otra vez salvó, se unieron al entrenador en cuyo banco de suplentes Casal supo sentarse 20 años antes, para poner a la Celeste en lo más alto.

Eso no se hace.

Y ya en el pináculo de la insensatez humana, resulta que ahora no nos gusta su modo de ser. Nos horrorizamos porque le metió el peso a Bauzá, que será una gran persona, pero no tiene pinta de presidente de la AUF. Es joven, tiene buena pinta, tiene una estética prolija, parece tener un buen nivel cultural, ser derecho y bien intencionado. ¿Es culpa de Casal que al frente del organismo rector de nuestro fútbol esté un individuo que no reúne las condiciones mínimas para desempeñar dicho rol?

Aunque muchos lo creamos un Dios, Casal es humano. Tiene sangre en las venas, se rebela pues tiene la capacidad de sentir en lo más hondo cualquier injusticia cometida contra cualquiera en cualquier parte del mundo. Porque él es un verdadero revolucionario.

Por eso, como él bien dijo, “se sacó”. ¿No tiene derecho a hacerlo quien tantas veces nos sacó las castañas del fuego?

Yo para mí, creo de que sí.

(Publicado en Guambia, 21/09/11).

9 comentarios:

Alvaro Fagalde dijo...

Te estas laburando el lugar en Pasión, memon...

nanodelchuy dijo...

Reyes: sos el mejor
Mwejor incluso que Baíllo, hay que decirlo.

Andrés Reyes dijo...

Gracias, Nano. Desde lo mamaderesco, supongo.

Faga: ojalá.

Sinca Bellos dijo...

No lo vi, pero por lo que escuche por ahi fue un espectaculo lamentable no?

Sinca Bellos dijo...

Se comenta que Adusto hace Lobby para quedarse con el puesto de cucuzú

Macarena dijo...

Hasta a mí me gustó. Y eso que no entiendo nada de fobal y estoy medio alejada de lo que es el blog...

pero estas cosas te reconcilian.

Gracias loco!

zorro d colonia dijo...

Que dirá un rodolfo pereyra a todo ésto?
qué dirá el propio Casal?
"Kedirá tuvo una mala noche,por eso perdimos",cascalo si de verdad sos turco,hermano!!!

nanodelchuy dijo...

hablando de estar medio alejada del blog; qué será de la vida de Marian?

Andrés Reyes dijo...

Calculo que Marian, como otros que van y vienen, tendrán la necesidad de trabajar de vez en cuando.

Gracias por los conceptos vertidos por Maca.