Tengo una amiga que está embarazada. Espera su primer hijo (primer nieto, primer sobrino, primero siempre, como El País). La expectativa es grande. Como apuros económicos no tienen, hacerle un regalo en ese contexto no es asunto sencillo. Entonces yo, que soy la pionera en lo que maternidad se refiere de la barra, me iluminé: “le voy a regalar un dormilón”.
Cuando le conté, muy entusiasmada, a una amiga en común que todavía no tiene hijos, lo que le había comprado a la futura mamá, me pregunta ¿y qué es un dormilón? ¡Qué es un dormilón!, pensé. Y lo primero que me vino a la mente fue: un artículo de primera necesidad.
Paso a detallar. Consiste en un muñeco absolutamente suave, adorable y blando, provisto de un mecanismo en su interior mediante el cual, al tirar de una piolita, emite una música muy parecida a un discurso de Ricardo Ehrlich o del propio Luciano Álvarez el día de la presentación del libro de Reyes. El efecto es fulminante, devastador y mágico. Deberían vender esos muñecos (los dormilones, no los de Luciano ni los de Ricardo –en el caso de que los hubiere-) bajo receta archivada.
Ya sé cuál es el final de la próxima temporada de Flash Forward: un tipo parado frente a un mega alto parlante, con cara de lunático, tirando de la cuerda de un tierno dormilón al grito de “voy a desmayar a todo el mundo”.
Cuando mi hija empieza a rascarse los ojos y a cantarse, corro a buscar dos cosas: el trapito (cualquier trapito, no tiene por qué ser uno en particular) y el chupete. Cuando ese kit no ha dado resultado, tengo prevista mi arma mortal: el dormilón. Nosotros lo bautizamos “panchito”, porque te deja pancho, knock out, zombie. El que inventó la clásica música na na na, na na na, na na na na – na na na… es un genio o un perverso hipnotizador.
Lo cierto es que los niños (y las niñas, como aprendí a decir en el MIDES) aman a estos muñecos del demonio. Los abrazan, los besan, les cuentan en su lengua misteriosa vaya a saber uno qué secretos hasta que, por fin, se duermen.
Es un juguete para toda la vida. Funciona de 0 a 99 años. Usted me dirá: pero no se puede meter en el lavarropas. Eureka. Creo que de ahí obtiene buena parte de su encanto. Es como la bandera, no se puede lavar. Eso sí, no se te ocurra tirarlo. Mejor legárselo a un hermano, que es el equivalente al cielo de los juguetes.
Los quiero mucho.
Buenas noches.
Cuando le conté, muy entusiasmada, a una amiga en común que todavía no tiene hijos, lo que le había comprado a la futura mamá, me pregunta ¿y qué es un dormilón? ¡Qué es un dormilón!, pensé. Y lo primero que me vino a la mente fue: un artículo de primera necesidad.
Paso a detallar. Consiste en un muñeco absolutamente suave, adorable y blando, provisto de un mecanismo en su interior mediante el cual, al tirar de una piolita, emite una música muy parecida a un discurso de Ricardo Ehrlich o del propio Luciano Álvarez el día de la presentación del libro de Reyes. El efecto es fulminante, devastador y mágico. Deberían vender esos muñecos (los dormilones, no los de Luciano ni los de Ricardo –en el caso de que los hubiere-) bajo receta archivada.
Ya sé cuál es el final de la próxima temporada de Flash Forward: un tipo parado frente a un mega alto parlante, con cara de lunático, tirando de la cuerda de un tierno dormilón al grito de “voy a desmayar a todo el mundo”.
Cuando mi hija empieza a rascarse los ojos y a cantarse, corro a buscar dos cosas: el trapito (cualquier trapito, no tiene por qué ser uno en particular) y el chupete. Cuando ese kit no ha dado resultado, tengo prevista mi arma mortal: el dormilón. Nosotros lo bautizamos “panchito”, porque te deja pancho, knock out, zombie. El que inventó la clásica música na na na, na na na, na na na na – na na na… es un genio o un perverso hipnotizador.
Lo cierto es que los niños (y las niñas, como aprendí a decir en el MIDES) aman a estos muñecos del demonio. Los abrazan, los besan, les cuentan en su lengua misteriosa vaya a saber uno qué secretos hasta que, por fin, se duermen.
Es un juguete para toda la vida. Funciona de 0 a 99 años. Usted me dirá: pero no se puede meter en el lavarropas. Eureka. Creo que de ahí obtiene buena parte de su encanto. Es como la bandera, no se puede lavar. Eso sí, no se te ocurra tirarlo. Mejor legárselo a un hermano, que es el equivalente al cielo de los juguetes.
Los quiero mucho.
Buenas noches.
19 comentarios:
Podés olvidarte de las llaves de tu casa, de la billetera, del cumpleaños de tu hijo, pero NUNCA te olvides del macaco inmundo ese que tu hijo quiere más que a vos.
Y no intentes cambiarseló por otro. Por más que sea IGUAL, el niño se da cuenta. No me preguntes como
macarena
estabas asher y no nos saludaste?
sos una johon cualquiera!
Si estuviste y no saludaste, mal vos Macarena.
Mal Reyes que no nos presentó.
Yo busqué un venado amarillo y una mujer detrás de una lente enorme, pero como no había, me quedé piola.
Si, de verdad no había ninguna mujer en escarpines que diera consejos de como criar a sus hijos.
Lo de perezvila no es excusa, por que hasta Lilian Kechichian le pregunto si era la que llamaba al preguntin medio drogada!
Esto de ser un emoticón no es muy normal. Me estoy empezando a preocupar.
Vamos a tener que hacer algo al respecto.
Te juro que para mí el editor es una nuca. Y al zorro si lo veo sin su máscara tampoco lo saludo.
¿Qué nos está pasando?
Me hicieron pensar. Maldición. Era tan feliz hasta hace 15 minutos...
Ahora me vengo a enterar que no nos saluda gente que está vinculada al MIDES... lo nuestro es cada vez más triste.
Muy bueno el artículo, maca.
Nadie tiene fotos del gran evento de ayer para colgarlas?
Me gustaría entender mejor a los que no nos saludaron, estaría bueno saber qué les dio más vergüenza: ¿que arrancamos el aplauso para que el pelado dejara de hablar o que estuviéramos mirando un libro con dibujos pornográficos de gente obesa?
Pa... yo me olvidé la cámara.
Los tuve a Reyes y a Alfie en primer plano dandose un caluroso apretón de manos.
¡Qué foto se perdió la posteridad!
Mariana estaba con cámara.
Ella o el propio Reyes nos podran facilitar alguna instantánea para poner en el blog.
Yo para mí que el que puso una poronga es manya.
No sé, la tiro.
yo vi a varios de la manga de faloperos del blog,en el noticiero del 4,manga de mamaderas
Maca,seguro que si me saco la máscara me conoces por el surco o el rayón que dejo en el piso al caminar,nunca me separo de la espada.
Ivancito no necesita un dormilón, pero capaz compro uno pa mí, cuando tomo mate de tarde me parte al medio.
Maravilloso artículo. Mi primogénito nace en diciembre, se llamará Juan Ignacio.
De vedad funciona el osito???
Grande columnas, Maca!!! La de los corrales se lo mostré a mi señora esposa y quedó como loca. Y no vamos a comprar practicuna por vos!!! Sos la uno!!!!
Gracias Brunzo
¡Cuánta responsabilidad!
Una salvedad: la practicuna como cuna funciona, pero no zafás de tener que comprar una cuna más firme después del año- año y medio. Es ideal como cuna para viajes (para llevarla de vacaciones, por ejemplo) y como cuna alternativa para los abuelos. Pero no funciona como cuna y como corral al mismo tiempo. Al menos esa fue mi experiencia.
Probablemente mi próxima intervención sea sobre el mejor libro para padres con el que me he tropezado.
Ampliaremos.
No vayan a poner sus caras de verdad que yo ya cometi ese error antes de llegar a este rincon alejado de Dios, y me arrepiento todos los dias (de haber llegado, y de poner mi foto).
Hoy me desayune quien es el Gordo Achura y casi me hago el harakiri con una hoja del libro de Reyes.
Dejenos imaginarnos a cada uno de ustedes como queremos que sean!
Qué linda columna.
Ahora bien, tu amiga... ¿no querrá que le tunneen el dormilón en Europa?
Mal yo que no los presenté. Pero todo pasó muy rápido, con decirles que me enteré de que hubo algo para tomar cuando vi un mozo en las fotos. Mal yo.
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