miércoles, 18 de febrero de 2015

Salada la canchita: El señor Madera del Este fue a la guerra

La guerra como espectáculo cinematográfico rinde y rinde. Mientras, obviamente avanza la técnica y es más impresionante lo que vemos y oimos en una pantalla, se pueden realizar escenas de batallas más espectaculares y los finados revientan que da gusto. Si tenemos que hacer una clasificación del género, diría que hay por un lado films que directamente son propaganda de las virtudes y honorabilidades del bando bueno, que mata a sus enemigos pero qué suerte que triunfa el bien, honremos al asesino que nos va a liberar del mal. Y por el otro, películas que nos denuncian el horror de la guerra mientras nos venden entradas para ver el emocionante espectáculo que critican. Si la execrable violencia no estuviera mostrada tan linda, no pagaríamos para ver sus mensajes pacifistas.

El viejo Clinton Eastwood no necesita presentación. Anda por los 85 -aunque hace relativamente poco que los años se le vinieron encima- y, tal como dije hace poco en la columna sobre Woody Allen, al que se parece solamente en nacionalidad y edad, uno no puede andar pidiendo que sea a esta altura la vanguardia del cine mundial. Ha demostrado, sin duda, ser un narrador sólido y eficaz. Alguna vez mejoró sensiblemente alguna novela pedorra ("Los puentes de Madison"), realizó un sorprendentemente ambiguo policial ("El sustituto") y terminó consiguiendo el Oscar con un western desmitificador de primera calidad en plena decadencia del género ("Los imperdonables").

El Clint es republicano -una rareza entre las estrellas de Jolivú- pero no es tan fácil ubicarlo como troglodita.Varios de sus films son bastante políticamente correctos ("Gran Torino", "Invictus", "Cartas desde Iwo Jima") y se ha mostrado mucho más tolerante a derechos de minorías raciales, gays y causas ecológicas en general, que sus correligionarios. Pero, para bien o para mal por encima de todo, es norteamericano. Y no es fácil sacarle a los yanquis todo aquello de "somos el mejor país del mundo", "vamos a llevar la democracia", "el sueño americano", "la tierra de oportunidades" y ainda mais.

"Francotirador" (American sniper) es una biopic sobre un integrante de las SEAL (las fuerzas especiales de la Armada), quien habría asesinado -en acciones bélicas- a más de 200 iraquíes. La película cuenta cómo el tal Chris Kyle se transforma en el francotirador del título y tiene un par de apuntes no demasiado originales que digamos sobre el estrés de guerra y los problemas que genera en un matrimonio un tipo que labura demasiado. Ahora, los (norte) americanos que dijeron ver una crítica sutil a la política exterior del imperio, no saben lo que es una crítica.

Para empezar, el film eastwoodiano nunca cuestiona el derecho que puede tener una potencia en intervenir cuando se le antoja en otro país, tenga dictadura, democracia o lo que sea. Pero no le echemos la culpa al viejo Clint, no hay ninguna película de la industria de Hollywood que alguna vez lo haya cuestionado. Para peor, en "Francotirador" el protagonista siente el llamado al deber cuando ve caer a las torres el 11/9/01 y se alista para "servir a su país" y "evitar que lleguen a New York o San Francisco"... pero combate en la invasión a Irak, dos años después.

El Kyle de la película es bueno, generoso, comprensivo, patriota, buen padre, buen marido y suponemos que no tiene olor a pata ni a sobaco. Jamás duda de la importancia de su labor (asesina) y se anota para seguir ayudando allá donde otros se hacen los giles y trabajan a reglamento. Es más, explícitamente, se dice que el compañero que se empieza a cuestionar lo que están haciendo allá... "se descuidó y por eso murió".

Al igual que en "La noche más oscura" -otro film que insólitamente fue catalogado por algunos (Stevie Wonder y José Feliciano, aparentemente) como crítico de las invasiones estadounidenses- en donde un musulmán torturado les termina agradeciendo lo que le hicieron (¿¡??!¡"*?<;!!!!!!), aquí el enemigo solamente es presentado como sanguinario, violento, vengativo y no demasiado parecido a un ser humano que digamos. No hay más motivos para la guerra que los que podemos encontrar en un videojuego, no hay más drama que el del gran tipo al que una mina histérica (que él siempre amó, respetó, comprendió y así le paga) le rompe las bolas. Si eso es criticar la guerra, Huidobro es el Simon Wiesenthal de los torturados.

Retomando el razonamiento inicial, la mayoría de las películas de guerra nos venden el vistoso espectáculo de la acción al mango, generalmente sin preocuparse en si masacrar al enemigo es bueno o malo. En otros casos -como esta "American Sniper", sin duda- nos cuelan una propaganda política, disimulada o no, sobre las bondades del bando propio y en los menos, nos dicen que la guerra es horrible e injusta, mientras los espectaculares efectos especiales y la adrenalina resultante del brillante espectáculo nos hacen dudar de la sinceridad de tanto pacifismo. 

Hay quienes han dicho que supuestas películas críticas no hacen más que afirmar a los belicistas a los que se dicen oponer. Cuando en "Pelotón" (Stone, 1986) o "Pecados de guerra" (De Palma, 1989) el ejército norteamericano se empeña tanto en enjuiciar al oficial que asesinó a algún vietnamita suelto sin permiso, está en realidad enalteciendo a esas fuerzas armadas que parecen haberse preocupado por la justicia y la verdad en la realidad, bastante menos de lo que dicen esos films.
   
Salada la canchita, una columna que da pelea, hoy no presenta "Francotirador" porque no nos gustó, porque despreciamos la ideología de la pelicula y porque no está disponible en Jiutuv. En cambio, subimos Stalingrado (Alemania 1993), dirigida por el bávaro Joseph Vilsmaier, quien se ha especializado mayormente en el género bélico. Es la recreación de una de las batallas más sangrientas de toda la historia, sin duda. Más que una batalla puntual, fue un asedio que se llevó apenas unos dos millones de muertos y que fue fundamental en el resultado final de toda la guerra. No es para estómagos sensibles, dicen, yo aún no la vi.   

P.D.: Me acota la gorda que, en realidad, cuando (¿algún día se sabrá quien fue realmente?) tumban a las Torres Gemelas, el tipo ya se habìa enrolado en la Armada. Es cierto, pero tambièn lo es que la pelìcula vincula instantàneamente a ese atentado con Irak, algo que ni el propio imbècil de Bush osò nunca insinuar.
P.D.2: Al Kyle real lo habría matado (digo "habrìa" porque se està investigando y hay varias hipòtesis) un francotirador, irónicamente. Es como si yo me muriera por falta de atenciòn en una mutualista.

TO BE CONTINUED... 

10 comentarios:

zorro d colonia dijo...

Hoy estuviste a punto, Faga

zorro d colonia dijo...

Ah, muy buena sinosip

zorro d colonia dijo...

Ah, muy buena sinosip

Mauro M. dijo...

Impecable Fagalde!
Gracias por todo.

Columna bélica y de Apocalipsis Now ni una palabra?

Alvaro Fagalde dijo...

Por eso digo que continuará. Vamos a hablar de peliculas de guerra.

Alvaro Fagalde dijo...

No contes nuestras cosas, Zorry...

Alvaro Fagalde dijo...

Ahora, algo que no tiene nada que ver con el cine:

-El martes tuve que pesetear fuerte a un guacho por no obedecerme y me contesta que no fue èl, sino mi mujer (que trabaja en la misma secciòn).

¿Quién puede ser tan imbècil como para querer quemar a la mujer del jefe?. Darwin: ¿dónde quedò el viejo instinto de conservaciòn?

Ce dijo...

Buena columna, Fagalde.
Ya me agendé la recomendación para ver uno de estos días.

Pancho dijo...

Aplauso, medalla y beso por el comentario. Coincido hasta la última letra con tu artículo, excelente.

Alvaro Fagalde dijo...

Ay, Pancho.