Querido Papá Noel

Mi nombre es José, aunque en mi familia me dicen Josesito, no sé por qué, pues soy bastante crecidito para mi edad (soy de los últimos de la fila, y de las mujeres solo me gana Maggye, que es repetidora).

Te escribo con tiempo porque sé que tenés mucho trabajo, y calculo que así podés despachar mi pedido con tranquilidad, cosa de no ligarme los regalos de segunda selección.

No sé si arrancar por mis méritos o por los pedidos. Comenzaré por los primeros. Si te digo que me porté bien del todo, te miento. Estoy en sexto, y alguna vez le pegué al rubiecito de cuarto que se hace el vivo, lo asumo. También le escondí la ceibalita a mi compañera Etelvina (es mi forma de demostrarle que me tiene caliente), y cuando la fui a buscar al escondite se la habían rastrillado. Y le dije “viejo puto” al director, claro está, lo que me valió una linda charla con mis padres (no recuerdo si antes o después de que me fajaran) y con el psicólogo de la escuela, que me hizo ver que viejos son los trapos, y que no se dice “puto”, se dice “persona con capacidades sexuales diferentes”, o algo así.

Pero sin embargo, he hecho cosas buenas. A mi abuela le voy a jugar a la quiniela vespertina sin pedir nada a cambio (aunque creo que si no me dejara comprar pastillas ice-kiss no iría más), una vez hice mi cama porque venía visita, una vez me quedé con mi hermano menor para que mis padres pudieran ir al cine (me fijé en el bolsillo de mi padre y fueron a ver una que se llamaba “Los Paraísos”, con Spikerman y Vaimaca, creo que es una de indios). Y podría seguir, pero tampoco quiero aburrirte, Santa querido.

Paso ahora, sin más trámite, a lo que realmente importa. Porque todo lo anterior seguramente ya lo sabés, no en vano se comenta que tenés un cuerpo de espías trabajando para vos durante todo el año. ¿Los tenés en caja? No es tema mío, en todo caso.

Te cuento que soy hincha de Peñarol. Pero no de los energúmenos que salen a tirar piedras, y gritan “bolso so’amargo”, o “le vamo’a matar a otro”, etc. No. Me gusta el fútbol, me gusta analizarlo en la medida de mis posibilidades, y disfruto con los triunfos de la enseña mirasol, como le gustaba decir a mi abuelo, que según me cuentan murió festejando el cuarto gol de De Lima a Cerro en el 97. Pobre nono, menos mal que ya no está entre nosotros.

Así que ya te estarás imaginando por dónde viene lo mío. Ojo, no me como los mocos, no te voy a pedir a Messi, sobre todo porque en ese puesto lo tenemos a Martinuccio que anda volando. Pero sí te pido que te lleves a algunos jugadores. Por ejemplo a Darío, que lo queremos mucho, pero ya está más lento que Kanapkis (no sé quién es Kanapkis, pero mi padre siempre lo nombra y me hace gracia). Que se vayan también todos esos jugadores de nombres raros. ¡No podés llamarte Willington o Jefferson y jugar en Peñarol! Con todo respeto por el profesional. Que se vaya el Pollo también, puede seguir engordando un poco más y dedicarse al catch, haciendo pareja con Orteman, que tiene nombre de superhéroe, de uno muy afortunado.

Creo que con eso, ya estoy hecho. Aunque también te podés llevar a algunos dirigentes, al Gordo Púa, a Eduardo Pereira (que es como Droopy, lo echan de todos lados pero siempre aparece en la foto), y al Walter. Sobre todo al Walter.

Sé que pido mucho, pero no tengo opción. De paso cañazo, si querés, podés quebrar a Lodeiro, o hacer que el Tornado devenido en Suave Brisa Alonso retorne a su amado Nacional, o que Alarcón pierda las elecciones (sé que eso es imposible porque los que siguen a De León van a votar colorado, y les van a anular el voto), o que el Parque Central se venga abajo. Pero tampoco quiero meterte presión.

Te mando un abrazo.

.Josesito.

PD: si podés lograr que Julio Ríos se haga de Nacional, bienvenido sea. Así lo puedo putear sin culpa.

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(Publicado en Guambia, 12/12/09.)