Gerardo Pilas: zaguero de escasa participación en el primer equipo carbonero, que el 8 de enero de 1990 se dio el gusto de anotar un gol de cabeza con tiempo cumplido, dándole a Peñarol un empate con sabor a hazaña. No se tienen mayores referencias del paradero de Pilas desde ese entonces.
Wilson Núñez: moreno elemento, querendón puntero derecho con más intenciones que técnica, comenzó a asomar a principios de la década de los 90 con grandes condiciones para dilapidar situaciones de gol. En el verano de 1992 vivió su momento de gloria clásica: Nacional perdía 1 a 0 con gol de “Mandinga” Percudani, pero Núñez empató con un derechazo que tras rozar en un defensa, se coló casi sin quererlo en el arco del gran Fernando Harry Álvez. Para colmo, en la definición por penales, el propio Chocolate Núñez anotó el último, eliminando a Peñarol de la Libertadores. Sin embargo, el incipiente ídolo fue rápidamente negociado al exterior, perdiéndose la chance de participar activamente de la campaña del Nacional campeón uruguayo 1992.
Juan Carlos De Lima: centrodelantero guapo y metedor aunque correcto, bastión ofensivo del Nacional campeón del mundo en 1988, nueve años después (con treinta y pico largos de edad) recaló en Peñarol, club del que se confesó hincha. Jugó pocos minutos con la blusa mirasol, pero anotó varios goles trascendentes, incluyendo los dos que cerraron los recordados clásicos de 1997 en los que Peñarol consiguió remontar dos goles de ventaja. Con el tiempo volvería a Nacional, en el rol de ayudante técnico de Martín Lasarte. Muchos hinchas tricolores le recordaron su presunta traición a la causa alba con insultos de grueso calibre.
Carlos Camejo: temperamental número 5 que en el clásico correspondiente al Apertura de 1998, consiguió anular al aurinegro Pablo Bengoechea, para luego anotar un gol. Fue tal el poder simbólico de dicha performance, que logró permanecer en el club durante cinco años gracias a ese partido. Al final de su pasaje por tiendas albas, se limitaba a ingresar durante algunos minutos en los clásicos, sin lograr emular la grandilocuencia de aquella exitosa experiencia original bajo la égida de Hugo “colorado vota colorado” De León.
Gonzalo Pizzichillo: energético puntero, un verdadero torbellino de emociones, un saco de buenas intenciones traducidas en desprolijidad, que en el clásico correspondiente a la Copa Conrad de 2004, se dio el gusto de desairar al metrosexual arquero albo Sebastián “la paro de pechito y se me escapa” Viera, señalando el triunfo parcial del equipo entonces dirigido por Diego Aguirre. La historia dice que Nacional empató con gol de Abreu, y que lo terminó ganando por penales. Dato que a efectos de nuestra crónica resulta, cuando menos, inútil.
Gustavo Biscayzacú: el último, y acaso el más representativo de todos. ¿Quién diría que ese gordito retacón y semicalvo, con más pinta de ascensorista que de centrodelantero, conseguiría anotar tres goles en un clásico para Nacional, algo que no ocurría desde los tiempos de Artime? Sin embargo, y cuando varios parciales juntaban firmas en “facebook” para renombrar la tribuna Abdón Porte del Parque Central con su nombre, el entrenador Eduardo Acevedo decidió prescindir de sus servicios. Antes, había dicho que era el mejor definidor del fútbol mundial, una suerte de Romario pero con más problemas con los pan con grasa que con el alcohol.
(Publicado en Guambia, 5/12/09.)
8 comentarios:
¿Y lo del seco Washington Rodríguez no vale? El loco se fue tranquilo, porque rindió en los clásicos, que eran los partidos que importaban.
Me vienen otros históricos a la mente:
Peralta, que en sus primeros años llevaba más goles que clásicos jugados.
Maxi Arias, figura del clásico del peor Peñarol de la historia con tan solo 17 años. Cuentan que cuando terminaba el partido se escapó solo de cara al gol, pero el juez decidió finalizarlo.
Marcelo de los Santos (o algo así) que allá por inicios de la década del 00, era una roja segura.
Pizzichillo? Naaaa...
Me encantó lo de Camejo. No solo curró toda su carrera con ese clásico que anduvo bien, sino que después del retiro también. Ayer en la previa lo filmaron en la tribuna. Costó reconocerlo, parecía un manicero. Un diferente.
Excelente ensayo! como siempre
wilson nuñez que recaló en el histórico deportivo español!,,,que junto al mandiyú de corrientes resultaron ser ideales para la exportación de paquetes, un kanapkis, un indio morán,un ñato parodi.
no se olviden del edison suarez, que a centro de yubert lemos saltó mas alto que todos para vencer al gallego ferro en la supercopa del 92?.
una suerte de Romario pero con más problemas con los pan con grasa que con el alcohol.
Que gran cierre para una gran columna. Que momento el de la columna de Guambia, duplicación de sueldo innegociable para el Sr. Director YA!!!
Nunca me habia dado cuenta de la pinta de escensorista que tiene el grillito! Que impresionante!
Ayer lo vi a Carlitos Camejo conversando con el Chengue en la platea america, me corrio un escalofrio por la espalda...
Recordemos también que Sir Wilson Nuñez al otro dia de convertirse en heroe clásico fue preso en el departamento de Salto (donde el neció, por cierto) por manejar beodo y contramano por calle Uruguay, que como no podría ser de otra manera, es la calle principal de esa fantástica ciudad del litoral, hoy asediada por las inundaciones.
Qué lindo es sentir el abrazo del pueblo.
Carles: hablalo directamente con el Reverendo Moon, te tengo fe.
Buenìsima la colugna diretor.
Coincido con el agil Carles, cuando quiera le entramo al reverendo le entramo.
Y el Gallegol?
Camejo es el primer caso de jugador genéticamente alterado? Tenía el adn modificado de tal forma que al único ser humano que sabía marcar era a Bengoechea. Por lo menos eso nos intentaron hacer creer para mantenerlo en el club. La otra opción es que haya sido el primer caso de jugador que lo tenemos por causas más humanas que futbolísticas seguido por Titi Vera.
Un columnún como para que uno diga "Un columnún" y después lo escriba.
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