Salada la canchita: ¿El cine es un embutido infantil?

En épocas del cine mudo -se van a cumplir 90 años de la irrupción del sonido- el talentoso pero muy imprevisible director Erich von Stroheim se quejaba -no sin razón- que los estudios de Hollywood querían sacar películas como si fuera "producir chorizos". En los mismos años el cómico "Fatty" Arbuckle le aconsejaba a su amigo y colega "Buster" Keaton que no se esforzara en realizar comedias más elaboradas, sino que tuviera en cuenta que la madurez promedio del espectador cinematográfico (en la opinión de Arbuckle, no la de Keaton) era nada más que de doce años.

¿Son ciertas ambas afirmaciones?. De contestar esas preguntas se encargará una serie de columnas que abundará no tanto en productos porcinos ni en pediatría sino en cuánto hay de interesante en el cine comercial que llega a nuestras pantallas (básicamente norteamericano y algo de Argentina y Francia) y cuánto hay de mero cálculo económico.

Las sufragistas

Primera aclaración: cine comercial es prácticamente todo, salvo algún film que haya sido realizado para su exhibición gratuita. No es que haya gente que le sobre la plata y financie una superproducción para luego pasarla a cines a pérdida total, sino que hay obras audiovisuales de divulgación (científica y/o didáctica) que se realizan para su exhibición en determinados espacios muy diferentes de un Movie, por cierto. O diciéndolo más directamente, todo film por el que se cobre entrada es un film comercial. 

Precisando la definición, lo correcto sería -aunque seguimos sin librarnos de complicaciones- decir cine "industrial", en oposición al cine "de autor". Si bien los límites entre ambas categorías pueden ponerse gelatinosos, se entiende mejor que una cosa es esa película llevada adelante como un empeño personal por un director que ha tenido una idea original y otra, "Rápido y furioso 8", que se nos viene el año próximo sin que nadie sepa muy bien a santo de qué. Sí, a santo de que la 7 vendió entradas a lo loco.

"Gatos y perros" hecha con un Iphone

Hay films con mensajes progresistas y con mensajes conservadores. Pero más correcto es decir que la gran mayoría del cine que se estrena en las carteleras de los shoppings no tiene nada para decir de nada. O utiliza alguna idea que no haga enojar ni inquietar a nadie. La gente va a consumir acción, emociones, persecuciones bien filmadas y magnificencia visual. La llegada de algún film como "Las sufragistas" que pretende narrar una lucha social olvidada, es una excepción tolerada por la industria, supongo yo porque esa batalla está ganada -por lo menos la del voto- por las mujeres hace décadas y ahora no jode a nadie.

El cine es un arte caro para producir. Si bien podemos escribir, dibujar y llenar un pentagramas con un lápiz y papel barato, no es tan fácil rodar una película, más allá que últimamente con un buen Iphone andamos bastante cerca de poder llegar a un mínimo de calidad como para su exhibición. Por no hablar de cámaras de fotos digitales que valen 400 dólares o menos.

Pero el cine industrial es, claro, otra cosa. Usando -y abusando muchas veces- de amplios despliegues audiovisuales llena de pirotecnia la pantalla, algo que difícilmente se pueda conseguir sin una inversión de decenas -o cientos- de millones de verdes. Hasta cuando seguiremos sin cansarnos de tanto FX tan parecido entre sí y volvamos a privilegiar los relatos bien contados será el motivo de la próxima entrega de esta serie de columnas que no ha hecho más que empezar.

DOS Y.E.T.P.A.P.
+ CHUS LAMPREAVE - Todos la recordaremos por sus muchas actuaciones para Almodóvar, pero María Jesús Lampreave actuó también en varias de Fernando Trueba, García Berlanga, Colomo, las dos primeras de Marco Ferreri ("El cochechito" y "El pisito") y un par de de las de Torrente. La nominaron seis veces para los premios Goya de la industria española -lo ganó únicamente por "Belle epoque"- siempre como actriz de reparto.


No tengo registrado que alguna vez haya protagonizado un film pero bien que se hacía notar. Sabía explotar brillantemente su rol de veterana despistada o chapada a la antigua y, especialmente con Almodóvar, nos hizo reir a carcajadas. Parecía una mujer puesta ahí por casualidad, siendo que tenía sólidos estudios de actuación, lo cual también era un mérito.   
 



 + PATTY DUKE - Mucha gente habla en música de bandas de "one hit" o como se diga. Anna Marie Duke tuvo una sola película por la que será recordada. Con una infancia conflictiva, agarró para la actuación, ya que no se probó en las inferiores de Peñarol. A los 13 años tuvo un éxito más que importante en Broadway con la obra que tres temporadas después trasladaría al cine, ganando tan joven el Oscar a mejor actriz secundaria (y la formidable Anne Bancroft el principal): "The miracle worker" o "Anna de los milagros".

No volvería a llamar la atención en su vida adulta como actriz. Wikipedia tiene un montón de datos escabrosos sobre su andar por este mundo: que la fajaban seguido de chica; que un matrimonio de representantes la dominaba y explotaba totalmente (y abusaron sexualmente de ella ambos, mirá vos); que era alcohólica, drogadicta y bipolar antes que estuviera de moda y que, más adelante, mientras estaba casada con John Astin, su tercer marido -protagonista de la serie original "Los locos Addams"- tuvo un hijo llamado Sean del que todavía estamos por saber quién era el padre biológico, entre por lo menos tres serios aspirantes. El pequeño al que todos miraban a ver a quien se parecía terminó siendo el hobbit medio alcahuete y mariconiento de Frodo en "El señor de los anillos".