miércoles, 21 de agosto de 2013

¡A comer!



« […] En cuanto reconocí el sabor del pedazo de magdalena mojado en tila que mi tía me daba (aunque todavía no había descubierto y tardaría mucho en averiguar el por qué ese recuerdo me daba tanta dicha), la vieja casa gris con fachada a la calle, donde estaba su cuarto, vino como una decoración de teatro a ajustarse al pabelloncito del jardín que detrás de la fábrica principal se había construido para mis padres, y en donde estaba ese truncado lienzo de casa que yo únicamente recordaba hasta entonces; y con la casa vino el pueblo, desde la hora matinal hasta la vespertina y en todo tiempo, la plaza, adonde me mandaban antes de almorzar, y las calles por donde iba a hacer recados, y los caminos que seguíamos cuando hacía buen tiempo. Y como ese entretenimiento de los japoneses que meten en un cacharro de porcelana pedacitos de papel, al parecer, informes, que en cuanto se mojan empiezan a estirarse, a tomar forma, a colorearse y a distinguirse, convirtiéndose en flores, en casas, en personajes consistentes y cognoscibles, así ahora todas las flores de nuestro jardín y las del parque del señor Swann y las ninfeas del Vivonne y las buenas gentes del pueblo y sus viviendas chiquitas y la iglesia y Combray entero y sus alrededores, todo eso, pueblo y jardines, que va tomando forma y consistencia, sale de mi taza de té […]»

Marcel Proust, En busca del tiempo perdido: Por el camino de Swann

Toda esta perorata literaria para demostrar un punto: la importancia que tiene el sentido del gusto y el olfato como mecanismo disparador de la memoria. En un mundo que se vuelve cada vez más y más visual, cerrar los ojos, apagar las pantallas y dedicarse a saborear puede parecer algo inusual y hasta excéntrico.


El cerebro del botija es como una de esas bolas de plasma que ante cualquier contacto disparan un rayo luminoso. Kilómetros de fibra óptica sin instalar. Una fiesta de neuronas danzantes esperando su oportunidad para estallar. Dejemos que entren en la cocina, el laboratorio donde todo se transforma, la trastienda del mago, la metáfora de todas las cosas bellas que nos puede brindar la vida.

Que metan las manos y la nariz. Invitémoslos a cerrar los ojos y adivinar los ingredientes con otros sentidos. La masa cruda no hace daño (cuidado con el huevo, que cocido puede contener alguna que otra bacteria). 

La cocina es lugar de estudio y confesionario. Es el ambiente que más cosas dice sobre nosotros, donde se procesa la reproducción material y social, donde se repone el cuerpo y el alma de una familia.

Involucrar a los botijas en la cocina es abrirles la puerta a un mundo donde ningún sentido puede quedar afuera. No importa si la receta les queda fea o se ensucian hasta las orejas. Claro que no es algo para hacer todos los días. En general cocinamos apurados, con los críos colgando literalmente de los pantalones, con miedo a que se quemen, haciendo malabares con las ollas. Eso también es parte de la cocina, porque es parte de la vida. Es un movimiento infinito que solo se detiene con la anorexia o con la muerte.

Les dejo una receta. Si les gusta la propuesta, la próxima viene de meriendas saludables. Esta columna en realidad iba a ser sobre eso, pero se desdibujó.  Cosas que pasan.

Una opción para el botija jeringa que no quiere comer verduras:

Fainá de queso y verduras

2 tazas colmadas de harina
2 tazas de leche entera
3 huevos
Polvo para hornear
Una pizca de sal
2 cucharadas de aceite
1 taza de verduras molidas (zanahoria, espinaca o brócoli)
½ taza de queso parmesano o cualquier otro sabroso
Llevar al horno fuerte por aproximadamente 30 minutos.

Se puede meter todo en la licuadora y chau o hacerla con batidor de alambre. Si la verdura queda con mucha proporción de agua, se le puede reducir la cantidad de leche a la receta.

Es una buena alternativa de merienda salada, una vez fría, cortada en cubitos. La de zanahoria es mi favorita.

Muy recomendable esta web para sacar recetas para la botijada
http://www.momentosroyal.com/recetas.php

¡Buen provecho!

49 comentarios:

Master dijo...

¿Y los que no tenemos botijas que hacemos?

Ta mala mía! Excelente columna como siempre, más allá de que el Fainá no es de mis preferidos...

Diego Floyd dijo...

Excelente Maca, me hiciste viajar...
http://www.youtube.com/watch?v=5LaVzxHIR4Y


El sábado metí pizza casera sin amasar con guerrilla de harina incluida.
La madre lloraba de alegría -me pareció-

Max dijo...

Maca la faina con harina comun o harina de garbanzos como la tradicional?

Al resto de los mortales... una gran discusion en la mesa familiar cada vez que comemos pizza con faina (estamos al pedo)
La faina encima o debajo de la pizza?
Yo prefiero abajo.



zorro d colonia dijo...

mencanta el fainá,y más de queso,pero mi gurisa es alèrgica a los lácteos,así que viva el engrudo de harina y agua!!

Diego Floyd dijo...

Para mi el fainá va arriba pero como se llama pizza a caballo -lo que va a caballo sería la pizza- el fainá vendría a ser el equino elemento.

Mejor el link con audio
http://www.youtube.com/watch?v=Lplchb3oKZo

Macarena dijo...

Es un falso fainá elaborado con harina común. Para hacer el otro, lo mejor es comprar el paquetito y chau.

Qué linda polémica la de la pizza a caballo.

Gracias por estar.

Unknown dijo...

Pensé que la cosa arrancaba con olores de la infancia. Me parece que tengo una familia media disfuncional pues el 90% de las veces nunca comimos juntos.
EL fainá queda rico con cebolla.

Macarena dijo...

Yo prefiero no hablar de los olores de la infancia hasta tanto Julieta no deje de usar pañales.

Ta, me re desubiqué.

Unknown dijo...

El olor a pañales es mi pan de cada día.

Unknown dijo...

Decía de olores que nos hacían recodar NUESTRA infancia Maca.

Macarena dijo...

Está bien, arranco yo:

El ropero de mi abuela, la pasta de "La Poteñita", el café recién molido de Manzanares (tengo una infancia binacional, sepan comprender)

Unknown dijo...

El pasto recien cortado y el pedregullo mojado me traen gratos recuerdos.

Unknown dijo...

Aunque queden pocas calles con pedregullo.

Master dijo...

El olor de los alfajores de maizena!!! Comí tantos de niño que no puedo comer ahora de grande... Los hacía mamá, no eramos burgueses.

Carles dijo...

Yo vivía muy cerca de una casa que vendía café. Algo así como El Palacio del Café pero mucho más modesto. Creo que se llamaba "Los Mohicanos", muchas veces salía un trmendo olor a café quemado del local que inundaba todo el barrio. Muchas gracias por el espacio.

Unknown dijo...

Y el olor a jazmín que era el olor a navidad.

Unknown dijo...

Y las cigarras de los días de calor. Pucha!

Carles dijo...

Qué baranda que tiene la cigarra.

Unknown dijo...

Cigarra + piolita = helicóptero. Los ninios son crueles a veces.
En realidad quise decir chicharra pero no me salía.

Macarena dijo...

... confío en que pronto brotará de la esquina un puesto improvisado, dos o tres ramos apilados sobre un cajón de fruta. Entonces el invierno habrá quedado definitivamente atrás, se irá a dormir su borrachera de jazmín hasta que la primer hoja de otoño lo despierte....

¡Jazmines!

Nos fuimos de la temática culinaria pero maaaaaaaal

Unknown dijo...

No se quien lo escribió pero es precioso.

Max dijo...

El olor del Subte, me hace acordar a cuando mi vieja nos llevaba al centro a buscar a mi viejo al laburo en vacaciones de invierno.

zorro d colonia dijo...

el olor a tinto peleador (tenía un bar de los de antes a 3 casas);el olor a agua con cloro me recuerda gratos momentos vividos en la pileta del gigante del interior,cuyos colores supe defender;el olor a frutas en general,ya que pasábamos tardes de verano enteras en una casa abandonada con fondo al río,que estaba minada de árboles frutales como nísperos, ciruelas, naranjas, mandarinas, higos, duraznos, uvas, pomelos y limones,un verdadero paraíso

Macarena dijo...

Kurco, cuando no tiene copyright es autocita :P

Unknown dijo...

Que ricos los nísperos.

Macarena dijo...

Zorro:

Me encantó la foto de tu infancia que armaste a partir de los aromas.

Por algo este pibe Proust era crack.

Unknown dijo...

Ah mal yo, bueno te quedó precioso!.

Macarena dijo...

acá está el post

http://piresmios.blogspot.com/2010/10/y-los-jazmines.html

Unknown dijo...

Es que yo no le doy bola al copyright.

Diego Floyd dijo...

el tuco de mi abuela chola, el olor a almacén de los de antes y el olor dulzón de la flor del jacarandá en noviembre/diciembre me recuerda siempre al fin de la escuela

Dobleveo dijo...

Claro que hay que incitar a los botijas a que se acerquen a la cocina!

Limpia mamá, obvio.

Marian dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Andrés Reyes dijo...

El olfato tiene un poder increíble, tal cual. Siempre quise jugar a cerrar los ojos, y que alguien me lleve a algún lugar de la infancia, e intentar acertar. La escuela pública tiene un aroma especial. La tribuna Amsterdam de noche de verano huele diferente que de día y en invierno. Nochebuena también huele a pólvora y al mantel que usaban en mi casa materna.

Aguante el fainá.

Max dijo...

Es verdad lo que decis Andres del olor a la escuela publica. Especialmente la primaria. Siempre que hay elecciones y entro al aula convertida en cuarto oscuro revivo esa parte de la infancia.

Ce dijo...

Olor al papel caliente que envolvia la pizza que compraba mi abuelo cuando me quedaba a ayudarlo en el negocio.

Ce dijo...

Alain Proust pegó te de hongos. Sabelo.

Ce dijo...

Quiero pedir un tema para la semana que viene, con quién hay que hablar?

Ce dijo...

Quiero pedir un tema para la semana que viene, con quién hay que hablar?

zorro d colonia dijo...

Quiero pedir un tema para la semana que viene, con quién hay que hablar?

Diego Floyd dijo...

Quiero pedir una crema para la semana que viene, con quién hay que hablar?

Alvaro Fagalde dijo...

Qué rico comer un par de pedazos de pan con tuco!


Viva Proust!
Y viva Maca!

Macarena dijo...

Otra vez apareció el suplente de Detaquito con los comentarios repetidos :P

Se puede pedir tema, sobre todo porque no sé qué carajo voy a escribir el miércoles que viene.

Para pedir una crema, hay que ir a la farmacia de turno.

Me encantó la propuesta olfativa de todos y todas.

Yo también te banco, querido fainá.

Bien finito y con pimienta.

Max dijo...

Ya que hablamos de faina... cual es para ustedes la mejor pizza y la mejor faina de Montevideo?

Macarena dijo...

La pizzería de mi suegro tiene la mejor pizza y fainá de Montevideo (y además hay que darle para adelante a la familia ¿nocierto?)

http://www.pedidosya.com.uy/restaurant/bar-y-pizzeria-estudiantes

zorro d colonia dijo...

pizza de montevideo? no existe eso,todos te roban y se piensan que uno no se da cuenta que es una cagada saborizada.
La mejor pizza del uruguay es la del beto mondon,por afano,lo demas es puro cuento

Max dijo...

Yo no he tenido muy buenas experiencias en cuando a la Pizza en Uruguay. La mejor que comi hasta el momento, que no quiere decir que sea la mejor, es la de The Manchester, ahi en 18 de Julio-

Macarena dijo...

¿Cómo terminamos hablando de pizza y muzza en Montevideo?

Aguante TPLMP, un espacio que reformuló el concepto de participación.

Ce dijo...

¿El fainá o la fainá?

Macarena dijo...

El fainá es varón, la pizza es nena.

Saquen sus propias conclusiones.