Ay, qué fea está la fiesta, Tola

Se viene la definición del Clausura, amigos y amigas, que seguramente pasará a ser recordado como “el campeonato de Polmacarni”, espectáculo que además de destrozar el generalmente destrozado piso del Estadio Centenario, obligó a postergar el encuentro que recién hoy jugarán Peñarol y Rentistas, y que hace que el elenco mirasol aparezca más desahuciado de lo que realmente está en las tablas de posiciones. A continuación repasamos algunas funestas verdades que nos ha dejado el citado torneo local.

Entradas eran las de antes

La verdad sea dicha, cada vez menos gente acude a ver el fútbol uruguayo. Un Peñarol que no convence a nadie, un Nacional que gana pero que juega más feo que Ribery con acidez, canchas en peor estado que hace un par de temporadas, malas performances de equipos populares como Cerro y Rampla, son apenas condimentos que explican la marcada merma en la cantidad de boletos vendidos. Después nos quejamos porque Tenfield no consigue vender las imágenes del fútbol uruguayo en el exterior, por más que tengamos a la selección en el podio del ranking FIFA. Pero traelo al Barcelona, ponelo a jugar en el Della Valle con 17 personas en las tribunas, y tratá de vender la señal. ¡No te la compra ni peteco!

Vos sos amigo de la policía

Ocurrió el domingo pasado, en ocasión de la derrota carbonera ante el elenco negriazul, un agente del orden que ejercía la custodia del plantel peñarolense tuvo una refriega con el futbolista Santiago Silva, tras reclamarle a éste “una actitud más proactiva” dentro del terreno de juego. ¿Dónde se vio algo así? Nos imaginamos el diálogo:

Policía> ¡A ver si meten huevo, papá, que esto es Peñarol!

Silva> ¿Qué decís, milico puto?

Policía> Pero andá, mediocre. Te echaron de Danubio, flor de paquete resultaste.

Silva> Paquete es el que tengo acá para tu señora hermana.

Policía> El señor está detenido.

Solo acá puede pasar algo así.

Fútbol suavemente ondulado

Nadie sabe cómo ni por qué, pero parece que hace un par de semanas el gerenciador de Cerrito Don Walter Audifred le dio un par de castañazos al periodista Daniel Banchero, mientras éste cumplía su noble labor radial a través del éter de Sport 890. Fea la actitud. Paralelamente, los jugadores de Cerro y de Cerro Largo se agarraron a piñas en una histórica “generala”, en lo que podría ser la piedra fundamental de un nuevo clásico a escala nacional: Cerro versus Cerro Largo, para ver quién tiene la cima más alta. ¿Quién arbitra? Pierluigi Colina, obviamente (¡cuac!) Por otra parte, Jonathan Píriz (defensa de Fénix, ex Peñarol, hincha de Nacional) lo fue a buscar al vestuario al Pichón Núñez (defensa de Nacional, ex Fénix, hincha de Peñarol). ¡Qué chiquito es el mundo!

Injusticia

Luego de una injustificada campaña mediática, los dos arqueros más creativos del fútbol uruguayo (el “Cachorro” Burián y el “Loco” Contreras) fueron relegados a sus respectivos bancos de suplentes. Es cierto que el arquero tricolor cometió un par de errores, y que Contreras lo mismo te saca una pelota del ángulo con el dedo meñique, como se come un gol de 60 metros al quererla parar de pecho, pero yo me pregunto: ¿Nacional perdió algún partido por culpa de Burián? Respuesta: solo pudo haber perdido uno, el único que perdió Nacional, ante Racing, en el que pudo haber cometido tres penales y no haber transmitido sensación de seguridad, es cierto. ¿Pero quién fue el arquero racinguista esa tarde? El propio Contreras, claro. O sea, Burián solo pierde si a su frente tiene un arquero más llamativo que él. También le pregunto cómo salió Racing el sábado pasado, con el citado cancerbero en el banco. Respuesta: perdió 3 a 0 ante el Tanque Sisley. Por ende, el “Muñeco” Gallardo, así como el entrenador albiverde, quienquiera que sea, deberían rever tan desatinadas decisiones.

Collage de desatinos

El cuello de la camiseta de Defensor, la cantidad de sponsors de las camisetas de Nacional, Rentistas y Rampla, las “no salidas” del arquero carbonero Gelpi, la “agachadita” del “Tola” Antúnez (para muchos, un gran vendedor de humo; para nosotros, un excelente entrenador, que en sus ratos libres se dedica a vender humo), la pelota naranja con celeste, la camiseta del arquero panameño que parece una del Chelsea comprada en los “techitos verdes”, y las corbatas de Juan Carlos Scelza, con cosas que deberíamos hacer fuerza por desterrar de nuestro fútbol local.