1991, Chile: resulta que el Uruguay de Tabárez fracasó en Italia 90, y al Maestro le dieron un voleo. Con el clamor popular, Hugo Batalla –otrora presidente de la AUF– decidió contratar al pachequista Luisito Cubilla, que quiso jugar la Copa con jugadores con hambre. Y dicho y hecho: nos morimos de hambre y no pudimos pasar la primera fase, pese a que nos volvimos invictos, y con el negriazul y violeta Peter Méndez como máximo goleador, que hizo un corte de manga a la tribuna tras anotarle un gol de penal al poderoso representativo ecuatoriano.
1993, Ecuador: si la de 1991 estuvo brava, la de 1993 estuvo mucho peor. Cubilla se había empezado a reconciliar con los repatriados (ni bien vio que con Alejandro Larrea y Adrián Paz se complicaba el asunto), por lo que los inscribió en la lista, aunque llegaron con el torneo empezado y no pudieron ni jugar. ¿Por qué? Porque nos volvimos tempranito. Jugábamos con la camiseta más horrible que se haya diseñado jamás (se comenta que se la ofrecieron a Oliver Atton, y la rechazó por terraja), y debutamos ganándole 1 a 0 de pedo a Estados Unidos, con un cabezazo de Ostolaza. Después empatamos 2 a 2 con Venezuela, que era como empatar hoy con… Venezuela. Hasta que Ecuador nos ganó dos veces y nos dejó afuera a un equipo que tenía como goleador y máxima figura a Fernando Kanapkis. Para las nuevas generaciones, Kanapkis era un zaguero alto, con la movilidad de un sofá de tres cuerpos, y que solía levantar los brazos cuando ganaba una pelota aérea en un clásico. Cosa que pasaba esporádicamente.
1995, Uruguay: de la mano del Pichón Núñez, Uruguay volvió a salir campeón en el Centenario, y logró preservar su invicto histórico. Poco más para agregar, salvo la gran organización encabezada por Eugenio Figueredo (puso a 150 pesos la Ámsterdam, que hace 16 años eran bastante más que ahora, y se jugó con tribunas semivacías, en estadios que poco tiempo después comenzaron a derrumbarse), los entretiempos con Ruben Sosa metiéndole caños al torito Pepe (la única mascota con carisma de la historia de la Copa América), y las últimas manifestaciones de cariño del público oriental para con el otrora ídolo triste (y hoy simplemente triste) Enzo Francescoli.
1997, Bolivia: seguramente la peor actuación uruguaya de la historia de la Copa América. Apenas si nos acordamos que Peñarol no quiso ceder a Bengoechea (por miedo a que se tentara con el té de coca), y que Uruguay concurrió sin un número 13 en su nómina (pese a que el Loco Abreu integró ese plantel, aunque con la 22). De poco sirvió la cábala, pues nos volvimos rapidito, tras perder con una Bolivia que nos tenía de hijos. Menos mal que el tiempo pasa para todos, y que el Diablo Etcheverry, Platiní Sánchez, Rimba, Cristaldo y Soria se fueron retirando de a uno.
1999, Paraguay: un equipo C de Uruguay, integrado por juveniles ignotos y dirigido por un señor pelado y panzón, habiendo ganado un solo partido, consiguió llegar a la final. Destaca la piña que le acomodó Lembo a Palermo, pocos días después de que el pobre tipo que hoy no sabe qué hacer con el arco que le regalaron, errara tres penales en un tiempo. Así como los penales atajados por Carini y convertidos por Magallanes que nos depositaron en la final. Pero ligamos mal y Brasil, que había ido con todo porque un año antes a Ronaldo le había dado un patatús contra Francia en la final del Mundial y querían ganar algo, nos pasó por arriba. Pero héroes igual.
2001, Colombia: ¿alguien se acuerda de esa Copa América? ¿Verdad que no mucho? Fuimos con un equipo C, y nos eliminó México en semifinales (no se la llevaron de arriba, porque el Chengue tumbó a uno de una piña cuando lo echaron faltando poco). Jugaban Bizera, el Bolita Lima, el pajarito Callejas, el Gallego Martínez, la Momia Lemos, Guglielmone, Carlos María Morales, Anchén, el Palomo Rodríguez, el Lolo, el Chancho Dadomo, y Carlos Gutiérrez (si sus compañeros no se la pasaban, se perdían la mejor financiación). Equipún.
2004, Perú: parece que fue ayer que se rumoreaba sobre una pelea entre Forlán y Paolo Montero, en aquella Copa en la que los dirigidos por Jorge Fossati terminaron cayendo por penales ante Brasil en semifinales. Pero no, pasaron 7 años ya, y ahora Forlán se pelea con Zaira, que para muchos es flor de tilinga. Quedamos afuera nuevamente ante Brasil (al que no le ganamos por Copa América desde el gol de Diogo en el 83) y por penales, en un partido en el que Darío Silva erró un gol que lo hacía José Feliciano con las dos gambas enyesadas. En el partido por el tercer puesto le ganamos a Colombia, algo raro, porque todos sabemos que al uruguayo no le gusta jugar esa clase de partidos.
2007, República Bolivariana: la historia se repitió, y nos volvió a eliminar Brasil por penales. El Loco Abreu la picó y festejó demostrando tener unos genitales colosales (suerte que en Ghana no dan VTV), pero García tiró su penal al palo y Lugano se la alcanzó al arquero, para dejar que los norteños volvieran a ganarle la final a la Argentina. Antes, habíamos debutado ante Perú, que nos goleó 3 a 0, motivando un amague de echar a Tabárez en ese preciso instante. ¿Se imagina si en lugar de ganarle a Bolivia con gol de Vicente Sánchez, hubiésemos perdido en la hora? Seguro lo echaban en ese instante, para contratar a Púa. Al que hubieran echado para contratar a Eduardo Acevedo. Al que hubieran echado para contratar al Ronco López. Al que hubieran echado para contratar a Julio Ribas. Al que hubieran echado para contratar a Gustavo Matosas. Al que hubieran echado para contratar a Rosario Martínez. Al que hubieran echado para contratar a Tabárez, porque después de todo, no hay otro mejor.
5 comentarios:
Fenomenal el final.
faltó decir el motivo de la desafectacion,por parte del maestro,de lo que es paolo "me retiro" montero,darío "vinito" rodriguez,álvaro "mierda" recoba y pablo "matecito" garcía,no tiene desperdicio
decilo, reyes, si tenes eggs...
Pero que lo diga el Zorro, que lo sabe mejor que yo.
fue Picún,no Lembo,el que le pegó a Palermo
Publicar un comentario