Hoy nos convoca un tema muy popular, sobre todo para quienes somos padres de una criatura que está transitando por la etapa conocida como "los terribles dos" o "terrible two", para aquellos que tienen Firs Certificate In English (o sea, el 85% del uruguayo promedio nacido entre los años 70 y 80. El 15% restante estudió piano o guitarra).
¡Prepárese! Porque ese apacible bebé que hasta ayer nomás se portaba precioso en el shopping, el día menos pensado lo puede dejar recontra pegado tirándose al suelo en palomita y pataleando como si estuviera sobre una tabla de surf imaginaria surfeando en la ola de sus propias lágrimas, sin ningún motivo aparente. Con miras a que este espacio sea de la utilidad de todos y todas, me atrevo a confeccionar la siguiente guía, a riesgo de que el Instituto del Niño y el Adolescente del Uruguay (INAU) me quite la tenencia de la botija (y la devuelva a los 15 minutos con una carta de conmiseración).
Tipología del berrinche o pataleta y formas (muy poco) ortodoxas de afrontarlo:
"Quiero, quiero, quiero"; "Mío, mío, mío" y sus variantes.
Usted va caminando plácidamente entre las góndolas de un comercio de grandes superficies (regla n°1: evite estos lugares del demonio). Entonces el retoño ve algo que le resulta antojadizo. Lo toma en sus manos y se niega a saltarlo. Puede que se trate incluso de una botella de vino reserva de un elevadísimo costo. Ante la desesperación usted trata de quitarle el objeto de entre sus manos, cuando descubre que con apenas 12 o 15 kilos, su botija tiene la fuerza de un mutante. De pronto todas las miradas recaen sobre usted y la pequeña bestia que está a punto de sacar espuma por la boca.
¿Qué hacer?
Si tiene algo filoso o peligroso que puede llegar a lastimarlo, ofrezcale un juguete o un dulce a cambio. De lo contrario, aplique la estrategia "este no es mi hijo". Ignórelo por completo. La motivación de la pataleta es por lo general una lucha de poder. El botija está probando cuanta influencia tiene sobre usted. No lo mire, finga estar interesado en otra cosa, pero sin perderlo de vista. La frase de oro es: "no existe el espectáculo si no hay espectadores". Es muy probable que ante nuestra falta de atencion, el botija desista de su estrategia. Si cada vez que se tranca, lo dejamos pagando, verá que esto no funciona. ¿Qué otra forma usará para llamar nuestra atención? Eso excede las competencias de este post. Pero al menos no lo hará pasar vergüenza.
Me tiro en palomita al piso.
Esto es de lo más incómodo que hay, sobre todo cuando le pusimos las mejores galas para salir a pasear y vemos cómo limpia la superficie con la ropa nueva o apoya la cara en la vía pública y simula un llanto.
¿Qué hacer?
Pruebe levantarlo y ponerlo de pie con convicción, sin lastimarlo. Si esto no funciona, haga como en el punto anterior, "este no es mi hijo". Si tampoco funciona, haga como que se va: "chau, mamá o papá se van, no le gustan los niños que se tiran al piso..." y vea qué sucede. Si tampoco funciona, tómelo por la cintura debajo del brazo sin desesperarse. Eso le dejará espacio para patalear a sus anchas mientras usted le demuestra quién manda. No afloje, hoy es un globo de Puca, mañana le vende la mesa de luz para comprar pasta base.
Me pongo como loco, muerdo muebles, me autoflagelo y no se me pasa ni por decreto.
A veces el botija simplemente está agotado, angustiado o cansado sinceramente. Suele suceder cuando vienen mal dormidos del jardín, que se ponen a llorar por poca cosa. Si a los 30 está bravo para aceptar la frustración, imagínese a los dos años... Y crecer duele, pero hay que orientarlo en la mejor forma de canalizar sus emociones. Entonces el botija se pone a llorar desconsolado, empieza a morderse los puños, se tira al piso o se sienta contra una pared.
¿Qué hacer?
Acá conviene esperar, hacerse el sota, hablarle con voz calmada, tratar de preguntarle qué le pasa sin presionarlo. Si vemos que no se le pasa y su rostro está cambiando de rojo a morado, le salta una vena y presenta lágrimas verdaderas, es hora de acercarse y abrazarlo. Puede que se resista al principio. Amáquelo y siga hablándole con voz tranquila. De a poco irá bajando las revoluciones, quizás quede un poco agitado. Entonces es hora de hacerle cosquillas o morisquetas para dejar atrás del todo el mal rato. Todos los botijas son distintos, por suerte.
Si usted se sabe un truco infalible para destrabar al retoño, como quien descubre la pisada para pasar la pantalla en un videojuego, déle con fé y haga caso omiso de estas recomendaciones.
De todas formas está bueno que nuestros hijos entiendan de a poco que no pueden tenerlo todo en la vida y mucho menos AHORA. Es un aprendizaje que le quedará para toda la vida. Enseñarles a esperar y aceptar un NO es enseñarles un poco de qué está hecha la propia existencia. Espero que les sea de utilidad. Copiando una linda tradición que han instalado otros columnistas, les dejo un video alusivo a la temática. Quizás ya lo conozcan.
Disfrutenlón.
¡Prepárese! Porque ese apacible bebé que hasta ayer nomás se portaba precioso en el shopping, el día menos pensado lo puede dejar recontra pegado tirándose al suelo en palomita y pataleando como si estuviera sobre una tabla de surf imaginaria surfeando en la ola de sus propias lágrimas, sin ningún motivo aparente. Con miras a que este espacio sea de la utilidad de todos y todas, me atrevo a confeccionar la siguiente guía, a riesgo de que el Instituto del Niño y el Adolescente del Uruguay (INAU) me quite la tenencia de la botija (y la devuelva a los 15 minutos con una carta de conmiseración).
Tipología del berrinche o pataleta y formas (muy poco) ortodoxas de afrontarlo:
"Quiero, quiero, quiero"; "Mío, mío, mío" y sus variantes.
Usted va caminando plácidamente entre las góndolas de un comercio de grandes superficies (regla n°1: evite estos lugares del demonio). Entonces el retoño ve algo que le resulta antojadizo. Lo toma en sus manos y se niega a saltarlo. Puede que se trate incluso de una botella de vino reserva de un elevadísimo costo. Ante la desesperación usted trata de quitarle el objeto de entre sus manos, cuando descubre que con apenas 12 o 15 kilos, su botija tiene la fuerza de un mutante. De pronto todas las miradas recaen sobre usted y la pequeña bestia que está a punto de sacar espuma por la boca.
¿Qué hacer?
Si tiene algo filoso o peligroso que puede llegar a lastimarlo, ofrezcale un juguete o un dulce a cambio. De lo contrario, aplique la estrategia "este no es mi hijo". Ignórelo por completo. La motivación de la pataleta es por lo general una lucha de poder. El botija está probando cuanta influencia tiene sobre usted. No lo mire, finga estar interesado en otra cosa, pero sin perderlo de vista. La frase de oro es: "no existe el espectáculo si no hay espectadores". Es muy probable que ante nuestra falta de atencion, el botija desista de su estrategia. Si cada vez que se tranca, lo dejamos pagando, verá que esto no funciona. ¿Qué otra forma usará para llamar nuestra atención? Eso excede las competencias de este post. Pero al menos no lo hará pasar vergüenza.
Me tiro en palomita al piso.
Esto es de lo más incómodo que hay, sobre todo cuando le pusimos las mejores galas para salir a pasear y vemos cómo limpia la superficie con la ropa nueva o apoya la cara en la vía pública y simula un llanto.
¿Qué hacer?
Pruebe levantarlo y ponerlo de pie con convicción, sin lastimarlo. Si esto no funciona, haga como en el punto anterior, "este no es mi hijo". Si tampoco funciona, haga como que se va: "chau, mamá o papá se van, no le gustan los niños que se tiran al piso..." y vea qué sucede. Si tampoco funciona, tómelo por la cintura debajo del brazo sin desesperarse. Eso le dejará espacio para patalear a sus anchas mientras usted le demuestra quién manda. No afloje, hoy es un globo de Puca, mañana le vende la mesa de luz para comprar pasta base.
Me pongo como loco, muerdo muebles, me autoflagelo y no se me pasa ni por decreto.
A veces el botija simplemente está agotado, angustiado o cansado sinceramente. Suele suceder cuando vienen mal dormidos del jardín, que se ponen a llorar por poca cosa. Si a los 30 está bravo para aceptar la frustración, imagínese a los dos años... Y crecer duele, pero hay que orientarlo en la mejor forma de canalizar sus emociones. Entonces el botija se pone a llorar desconsolado, empieza a morderse los puños, se tira al piso o se sienta contra una pared.
¿Qué hacer?
Acá conviene esperar, hacerse el sota, hablarle con voz calmada, tratar de preguntarle qué le pasa sin presionarlo. Si vemos que no se le pasa y su rostro está cambiando de rojo a morado, le salta una vena y presenta lágrimas verdaderas, es hora de acercarse y abrazarlo. Puede que se resista al principio. Amáquelo y siga hablándole con voz tranquila. De a poco irá bajando las revoluciones, quizás quede un poco agitado. Entonces es hora de hacerle cosquillas o morisquetas para dejar atrás del todo el mal rato. Todos los botijas son distintos, por suerte.
Si usted se sabe un truco infalible para destrabar al retoño, como quien descubre la pisada para pasar la pantalla en un videojuego, déle con fé y haga caso omiso de estas recomendaciones.
De todas formas está bueno que nuestros hijos entiendan de a poco que no pueden tenerlo todo en la vida y mucho menos AHORA. Es un aprendizaje que le quedará para toda la vida. Enseñarles a esperar y aceptar un NO es enseñarles un poco de qué está hecha la propia existencia. Espero que les sea de utilidad. Copiando una linda tradición que han instalado otros columnistas, les dejo un video alusivo a la temática. Quizás ya lo conozcan.
Disfrutenlón.
24 comentarios:
es muy bueno!!!
Ahora,una duda,mi gurisa tiene 18 meses y pesa 16 kilos,tengo miedo que a los 2 años me cague a palo,puedo contratar unos gorilas para que la casquen?
opa opa opa.
lo que me espera con los mellizos entonces...
augurios de un relato feliz Alberto, como dice JC Gard...
igualmente, esto: No afloje, hoy es un globo de Puca, mañana le vende la mesa de luz para comprar pasta base. FUE MAJESTUOSO.
Excelente la columna y aunque soy soltero y sin ningún hijo (que yo sepa)me encantó y me va preparando si algún día hay que jugar ese campeonato(Dios quiera que sea estéril).
ahora que quedó un lugar libre, estoy pensando seriamente en postular a mi ¿cómo se dice? step-monster, hijastro, como sea, de 5 años acá:
http://www.fbi.gov/wanted/wanted_terrorists
No quiero ni imaginarme cómo era a los dos años.
Mis nenas en cambio, al menor atisbo de inquietud, les decías "estas cansada?" "Si" "bueno, abrazo".
y....silencio... bello silencio...
Gracias por la lluvia de comentarios.
Los quiero.
Grandes consejos.
Para mi, lo importante es no perder la calma. Los niños olfatean la sensación de inseguridad y se aprovechan de eso. Convicción. Firmeza. Hay que ser como las azafatas que mantienen la sonrisa aunque todo el mundo ya tenga puestas las máscaras de oxígeno y al avión le falte parte de un ala.
¡Qué viajado sos Ce!
Yo nunca me subí a un avión.
¿Es cierto que las azafatas están todas buenas o es cosa de las películas nomás?
Te garanto que un berrinche bien instrumentado haría saltar del avión (en funcionamiento) a la azafata más experiente.
Sensacional reseña
Las azafatas son unas gordas feas y hediondas. Las películas porno mienten.
Por otra parte, la recomendación del video me llegó tarde.
Lo más sensato es el video, infalible....
Notoriamente vívido el relato, se ve que está creado por la excelsa pluma de alguien que tiene los huevos por el piso.
Lo que te dan los hijos y la pasta base no te lo da ninguna otra cosa.
Ahora: el domingo 1/5 con los estiércoles de punta como caían, con qué ganas les habría apretado los meñiques con la puerta del microondas.
Qué papita que era educar hijos ajenos!!!
Lo peor de todo es cuando estás a punto de explotar de ira y te encajan un "abrazo mamáaaaaa". Se te cae el culo.
Si eso no es chantaje emocional, a mí que me revisen.
Lo peor que puede hacer un padre es educar a un hijo bajo los efectos alucinógenos de la culpa. Y lo hacemos todo el tiempo.
Hay momentos que uno no sabe si está más caliente por todas las cagadas que se están mandando o por haber caído en la trampa del "No, que se trauma".
Como sea, cuando uno tiene un guacho entiende a qué mierda vino al mundo...
Esta es la hora pico de los padres, cuando los botijas se duermen y uno puede ser libre de escribir en el blog, mirar una peli, comprarse otro problema fabricando un hermano...
Me voy a dormir. De tanto hacerme la viva hoy metí la cuchara en un frasco lleno de sobres de Splenda pensando que era azúcar...
Ma qué pasta base, insomnio que no ni no!!!
Vos decís de hacer algo así
http://youtu.be/AWmM6PUhbYc
Gran columna que la voy guardando para el día en que me equivoque y pida pase para el cuadro de los padres
JuanDo, mirá que estoy esperando que te acomodes y que los niños ganen un poco de movilidad para empezar a recibir tu anecdotario humorístico sobre la dificil tarea de lograr que los mellizos logren llegar a adultos.
Excelente columna!
En lo que a mi respecta no tengo hijos aun, pero tengo el First Certificate.
Una de las próximas columnas podría tocar tangencialmente el tema de los berrinches en el avión. Pero sólo tangencialmente.
Qué oligarca el Ce. Mejores son los berrinches en el 468 a las 7 de la tarde.
Franco: te juro que cuando supere los 15 minutos de sueño por noche arranco con todo.
Lo que me esta costando mucho es decidir cual elegir...o sea...cuando lloran los dos a la misma vez y la madre no está, no se a cual entrarle primero...
al que llora mas?
al que hace mas tiempo que no come?
al que hace mas tiempo que no agarro?
al que fue despertado por el llanto del otro?
al que empezo a llorar primero?
por ahora decidi cerrarles la puerta del cuarto y ponerme los auriculares con AC/DC al palo...pero no se si es lo correcto...
Juando:
Antes que nada ¿te quedás solo con dos recién nacidos? Son un prócer, loco (funciona sin la coma también).
Yo no sé mucho de criaza múltiple, pero existe el mito de que siempre hay uno que quedó más cerca de la pasada del mozo y comió más en la fiesta de la gestación.
Me la juego a que, ante la duda, le des de comer primero al que la viene remando de atrás con el peso.
tienen 60 gramos de diferencia...cuando la nena caga y el varon no, pesan lo mismo...
igualmente la nena lleva siempre la delantera en cuanto a peso se refiere...
respecto a lo que establecia vidiella en cuanto a hijaputez de los varones respecto a la tranquilidad de las feminas es 100% cierto, en casa el que jode sin parar es el varon, la niña es mucho mas tranquila...no se, yo la tiro, igual despues con los años esto se revierte...
No tengo pruebas de que eso se revierta...
Juando:
Te mando a mi nena un finde y me decís cómo te quedó la teoría.
Sus palabras favoritas son:
¡Salten! ¡Salten! ¡Salten! - ¡Vamos! - ¡Todos! - "Abiba, abajo... abiba, abajo (con flexiones incluídas)" - ¡Corran! ¡Más rápido! - ¡Te tengo! ...
Es como un mini instructor de fitness.
No quiero desanimarte, pero las hormigas en el culo no guardan ninguna relación con el género de la criatura.
Publicar un comentario