lunes, 13 de mayo de 2019

La Lista de Schmelling


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Lo apodaban "el Julio María de baviera"
Maximilian Adolph Otto Siegfried Schmeling nació en Pomerania Occidental, Alemania, el 28 de setiembre de 1905. El día del cumpleaños de Peñarol, o del CURCC, o de ambos. Ya veremos que no es la única coincidencia con Uruguay que hay en la historia de Maximilian, a quien todos llamaban Max.

Con el tiempo, se convertiría en un famoso boxeador.

¿Qué diferencia la historia de Max de la de otros boxeadores? Generalmente los boxeadores llegan a lo más alto, hacen mucha plata, y después de retirados la pierden en la droga o en el juego, terminan presos y se mueren jóvenes. Pero no fue el caso de Max.

Su afición al boxeo nació temprano en su vida, precisamente el 2 de julio de 1921, cuando aún tenía 15 años.


Ese día, se celebró una pelea que fue la primera que tuvo una bolsa de un millón de dólares, que además reunió la mayor cantidad de gente en un evento deportivo en la historia de Estados Unidos, y la primera pelea transmitida por radio.

Jack Dempsey derrotaba al francés Georges Carpentier en Nueva Jersey. A Carpentier lo apodaban “El Hombre Orquídea”, mientras que Dempsey era el Torturador de Manassa. Manassa era su pueblo natal, no es que tuviera la mano grande.

Curiosamente, Dempsey era el campeón mundial de los pesados y Carpentier de los livianos. No hace falta ser muy ingenioso para entender que ganó Dempsey.

Uste me dirá: “qué bien, se ve que pertenecía a una familia adinerada, porque estaban en Pomerania y se fueron hasta Nueva Jersey”, y en 1921. Pero no: lo que vieron fue una película, suponemos que el video adjunto, pero igual quedó maravillado con Dempsey, y decidió que quería convertirse en boxeador.

No tardaría mucho en sobresalir. En 1924 se convirtió en profesional, en 1926 fue el campeón alemán semipesado, y en 1927 campeón europeo. Ya estaba pronto para cruzar el charco hacia Estados Unidos, hacia donde partió en 1928. Y quién cruzó el Atlántico junto a Max? Pilates, ya que Max había recurrido a su método y justo el manager del boxeador le dijo: “Pilates, acompañanos a Estados Unidos, vos lo entrenás a Max, y con la guita que haga con las peleas, te ponemos un estudio y te quedás en Nueva York. Gana Alemania y ganamos todos”. 

Al principio en Estados Unidos no le daban bola porque decían que no le había ganado a nadie, pero ni bien le dieron la chance, le fue bien. Tanto que el 12 de junio de 1930 se coronó campeón mundial. ¿Quién se coronó campeón mundial en 1930? Uruguay.


¿Y cómo se proclamó? ¿Ganó por knock out? No. Por descalificación de Jack Sharkey, que pegó un golpe bajo. Es decir, ganó sin atacar. Ganó a la uruguaya.

¿Y qué pasó después? Revancha. Y ganó Sharkey, en decisión polémica, y Max se quedó sin el título. Acto seguido, en 1933, peleó con un tal Max Baer que le dio para que tuviera y llevara. Así que como tenía para llevar, se volvió a Alemania, porque ya la prensa empezaba a decir que estaba acabado.

¿Qué pasaba en 1933 en Alemania? El partido Nazi alcanzaba el poder. Por ahí no era el mejor momento para pegar la vuelta.


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La boda apareció en sociales de Galería Berlín
Ni bien llegó, Max se casó con la actriz Anny Ondra, junto a quien protagonizó el film “Knock Out” en 1935. En 1936 decide volver a Estados Unidos a retar a un tal Joe Louis, alias “El Bombardero de Detroit”, que era una figura ascendente del mundo de boxeo. ¿Quién gana? Max. Entonces Adolfo, que de propaganda sabía muchísimo, casi tanto como Lussich, lo empezó a tomar como ejemplo de la supremacía aria, aprovechando que se habían sacado un par de fotos juntos sonriendo (hay quienes dicen que era Photoshop). Entonces Adolfo subía la foto y tuiteaba cosas del estilo “comiste José Luis” con el hashtag “NadieKnockeóMás” y la foto suya con Max. Miles de retuits asegurados.


Como le pasaría a otros, lo acusaron de Nazi, pero Max nunca se afilió al partido, e incluso mantuvo su relación con su manager judío y su esposa judía pese a que a Adolfo no le parecía la mejor decisión.


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Portada de Caras Düsseldorf, agosto de 1933
Cuestión que Joe Louis, en 1937, se proclamó campeón del mundo, pero dijo que no se sentiría campeón hasta que derrotar al alemán. El 22 de junio de 1938 se enfrentaron en el Yankee Stadium, en algo que bien puede considerarse como la génesis de la pelea entre Rocky e Iván Drago, por todo el condimento político que rodeaba a la pelea.

Un dato no menor: Joe Louis era afrodescendiente. Max no parecía ser el prototipo del ario, pelo oscuro y ensortijado, cejas muy tupidas, pero digamos que Adolfo tampoco rubio. Un alemán que acompañó a Max a Estados Unidos manifestó a Ovación de Munich: “Es imposible que un negro derrote a un alemán”, y agregó que el dinero recaudado por el ganador sería utilizado para hacer tanques.

Del otro lado también se politizó la cosa, y Roosevelt le dijo: “Joe, necesitamos músculos como los tuyos para derrotar a Alemania”. Tipo “Sos negro y no nos gusta mucho, pero bueno, peor es un alemán”.

¿Qué pasó? Ganó Joe Louis en el primer asalto, por knock out técnico. No soy un gran entendedor de boxeo, pero es sencillo ver que en aquella época se movían menos y se pegaban más. Y no existía la cuenta de protección después de cada caída. El tipo se paraba y zas, le seguían dando. Al final Max ni se cubría, se limitaba a agarrarse de la cuerda para no caer mientras José Luis le daba a mansalva. Tras la cuarta caída, voló la toalla y la pelea terminó.

El triunfo fue vivido con gran algarabía por parte de la comunidad negra. Se dice que cerca de medio millón de afrodescendientes saltaron a la calle a festejar, saludándose entre sí con el saludo nai y gritando “Heil Louis”. Se estima que el 67% de los estadounidenses siguió la pelea por radio.

Joe Louis manifestó que fue la única vez en su carrera que se vio cegado por el odio ante un rival. Es que fue tanta la manija que dieron, que era una cuestión nacional ganarle a quienes apodaban “El Perro Nazi”. El pobre Max estaba ajeno a todo eso, porque ni nazi era, pero terminó hospitalizado durante 10 días debido a los 31 golpes que recibió en 2 minutos, que lo dejaron con algunas vértebras rotas. Ahí suponemos que habrá apelado a su amigo Pilates otra vez.

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¿Qué pasó tras la pelea? Adolfo le retiró el apoyo porque un boxeador que peleaba ante un estadounidense, en pleno Yankee Stadium colmado con 70.000 personas, y no aguantaba ni un round, no era la mejor propaganda para el verso de la superioridad de la raza. Le pasó a Chris Namús (foto) después de perder con la potranquita, ¿no le va a pasar a Max?

Encima, al poco tiempo se produce La Noche de Los Cristales Rotos, en 1938, cuando comenzó la persecución más salada contra los judíos, entre quienes se encontraban su mujer y su manager, que consiguen escapar rumbo a Estados Unidos. Además, le salvó la vida a dos niños, hijos de un amigo, a los que escondió en la habitación de su hotel en Berlín, historia que se conocería 51 años después. Se puede hablar de una pequeña lista de Schmelling.

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Como palo de gallinero estaba antes de saltar por primera vez. Después se le pasó.


Pero Max se queda en Alemania y es obligado a pelear en la Segunda Guerra Mundial, integrado a la Fuerza Aérea Alemana, en calidad de paracaidista. Se ve que los paracaídas no eran muy buenos porque de tanto caer, se le jodieron los tobillos y tuvo que dejar el pugilato.

La guerra termina y Max vuelve a los rings tras 8 años afuera, pero ya no era el mismo, y se termina retirando definitivamente en 1948, a los 43 años.

La pregunta es: ¿Termina ahí la historia de Max? Pues no precisamente.

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Los Peña/Trasante que les tocó a Alemania y Estados Unidos por padrón.
Además de que no se dejó llevar por la rosca nazi, y que salvó a niños, con el tiempo trabó amistad con el propio Joe Louis, a quien incluso ayudó económicamente cuando Joe le entró duro a la fafafa y tuvo problemas cardiacos y psiquiátricos. Cuando Joe cantó flor en 1981, Schmelling pagó el funeral y fue uno de los que cargó el féretro.

Ustedes se preguntarán: ¿cómo hizo la guita Max? ¿La hizo con el boxeo? Pues no: una vez retirado, allá por 1957, y calculo que porque les daba un poco de culpa el trato dispensado, le ofrecieron ser representante de Coca Cola en Alemania. Aceptó y se llenó de plata. Así que el tipo cuya carrera se vio arruinada por un símbolo del imperio yankee, pudo afianzarse económicamente gracias a otro símbolo del imperio yankee.


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Muchos boxeadores se hicieron fanáticos de la coca.
Max siguió activo hasta bien entrado en años, hasta que falleció  el 2 de febrero de 2005, unos meses antes de cumplir 100 años. Está enterrado en el cementerio de Hollenstedt, junto a su esposa Anny Ondra, que falleció en 1987, tras 54 años de matrimonio.

Cerramos así esta historia que acabó de la mano de una pelea donde un Carpentier perdió por knock out, y como siempre tendemos a identificarnos con los perderdores, nos vamos con esta canción de otro Carpentier, que también ha perdido más de lo que ha ganado dentro del ring pero que en nuestros corazones, ya ganó hace rato.

Suponemos que en su rudimentario inglés, Max, cuando conoció a Joe Louis, bien le pudo haber dicho: “Naistumichiu”.

Y Naistumichio canta Santiago Moreno Charpentier, alias Chano, dedicado a todos los que, una vez que la pelea termina, deciden tenderle la mano al enemigo.


1 comentario:

Danzón dijo...

Parece un capítulo de aquel programa "Relaciones", en el que te vinculaban el vuelo de una abeja en el desierto de Gobi con el entrenamiento de la cuarta de Basáñez sin mayor dificultad. O sea, preciosa columna.