Que te garúe finito...

Y no salimos campeones del mundo, al final. Por lo menos, podemos decir que en un invierno bastante fulero en cuanto a temperaturas, un montón de gente fue a felicitar en la madrugada allá en el aeropuerto que queda allá lejos como la gran puta, a una delegación que conquistó el quinto puesto de un Mundial -o, más bien, que perdió en cuartos de final, porque eso de decir que nosotros somos quintos y Brasil séptimo, es excusa propia de un pitocorto. La gente quedó contenta porque hicimos un buen papel y fuimos competitivos y no, como en otros lados, que los abuchearon por no ser campeones.

Tampoco es que lo merecimos. No nos podemos autosatisfacer pensando en que tenemos dos grandes delanteros que están en el primer nivel mundial (pero que no son, por cierto, la MEJOR delantera del planeta) y que estamos haciendo satisfactoriamente un recambio. O que tenemos el boliche ordenado y no tenemos los quilombos (aunque sí los quilomberos) que poseen nuestros hermanos allende el Plata. 

Pero podemos sentirnos satisfechos. Jugamos contra selecciones inferiores -que seguramente tienen ligas no peores que la nuestra y en el caso de la rusa, sin duda- y les ganamos, como debe ser y como muchas veces no fue y no pasamos vergüenza ante un gran equipo, probablemente el próximo campeón, como es Francia. Para nuestra pobreza franciscana, no sólo en divisas y población, sino también en ganas de organizar las cosas bien, no es poco.

La semana anterior dije que Tabárez -quien parece que va a tener su propia calle y quien te dice, una estatua con bastón y todo- más que como entrenador tenía grandes méritos como organizador de las selecciones de este país. Hoy presentamos a la competencia internacional equipos donde todos los técnicos trabajan en conjunto, tienen las mejores instalaciones de entrenamiento posible y una planificación profesional. Se acabó, espero que definitivamente, el tiempo en que todo se ataba con alambre y la Celeste era un club de amigos, en el sentido corleoneonesco.

Mis calurosas felicitaciones y mi apoyo firme -que probablemente no mueva mucho la aguja en el ambiente futbolístico uruguayo, debo reconocer- al Maestro ya no son tan incondicionales cuando estudio al Tabárez director técnico.

Pensémoslo así: una forma posible -no la mejor- de describir los cuartos de final que jugamos contra los franceses es decir que en un trámite parejo, ellos embocaron un cabezazo tras un tiro libre y poco después, el golero rival Lloris realizó una formidable atajada tras una jugada similar uruguaya rematada por Cáceres. En el segundo tiempo, los dirigidos por Deschamps nos aguantaron cómodamente hasta que un remate de Griezmann entró al arco tras un error de Muslera que no puso correctamente las manos y ese 2 a 0 fue demasiado para nosotros. Así comentaba los partidos el diario "La república" en los 90, sólo narrando las jugadas decisivas.

Podemos suponer que si empatábamos con el cabezazo del Pelado, otra podría haber sido la historia. Y sí. Pero ese es el problema de un equipo cuando ataca poco y genera un puñadito de jugadas de gol. Erras una o dos y fuiste. En los cinco partidos -aún en el que goleamos a Rusia 3 a 0- atacamos poco y no fuimos a buscar el partido. Y no me digan que la historia de Uruguay es jugar al contragolpe porque a Egipto y a Arabia les ganamos 1 a 0, loco.

Hoy aparece una rubia que no es muy conocida por los cinéfilos si uno menciona su nombre, Lea Seydoux, pero que ha sido vista en películas taquilleras, ya que no demasiado valiosas: "La vida de Adele"; "Misión imposible 4" (que no se llama así); "Bastardos sin gloria"; "Spectre"; "El gran hotel Budapest"; "Medianoche en París". Tiene una cara medio como de soreta pero nadie me va a negar que tiene méritos más que suficientes como para figurar aquí, donde no se le sube fotos a cualquiera.

Un par de párrafos a propósito del error de Muslera en el segundo gol de Francia, un equipo al que difícilmente le remontemos esa ventaja. Retomo nuevamente alguna cosa que escribí el jueves pasado. Mucha gente que gana plata opinando de fútbol no sabe un carajo de lo que significa atajar, tarea que también es parte de ese deporte. Por un lado, es fácil entender -aunque muchos lo olviden seguido- que por ser el último hombre, cuando un golero comete un error, no queda otra cosa en el camino que las piolas. No es tan difícil comprenderlo. El problema es que una pelota como la que remató Griezmann no es tan papa como algunos dijeron.Si bien el tiro vino desde lejos -o sea, que el golero uruguayo tenía bastante tiempo para ubicarse- venía "viboreando" y el efecto con que venía le hizo equivocar al Fernandito que se fue demasiado para su izquierda y cuando quiso volver, quedó mal ubicado.

Es fácil decir -poniendo cara de saber mucho de ésto- que hay que poner el cuerpo atrás

de la pelota. En este puesto, lo prioritario siempre es la ubicación y tratar de adivinar en escasísimos segundos para dónde carajo irá esa pelota que se nos viene, no es de las menores dificultades. Si algo hay que reprocharle al arquero nacido en Argentina, es que tiene una tendencia fastidiosa para mí pero mayoritaria en sus colegas actuales a pegarle piñazos a la pelota en vez de tratar de atenazarla. Pero en su defensa diremos que la bola no venía tan fácil ni tan despacio como algunos quieren hacernos creer.

En este mismo -y último para nosotros- partido de cuartos de final con Francia, en un momento Mbappé hace una pisadita que hizo enfurecer a más de un jugador uruguayo. Si bien el joven delantero del P.S.G. tiene una cara de sorete que voltea, me parece que, a menos que haya mediado alguna palabra o algún otro gesto que nosotros no percibimos desde la transmisión televisiva, no da para perder el dominio de uno y hacerse echar. Muchísimos futbolistas -especialmente en el Río de la Plata- toman al lujo o a la demostración de habilidad como una provocación y una cachada. Yo soy el primero en no aceptar la baboseada cuando se está ganando -práctica habitual de los brasileros- pero no admito el quilombo si un rival me hace un caño para superarme o me hace una pisada porque puede hacerla.

Algunos dicen que hay gente que hace ese tipo de jugadas cuando va ganando y muy otro es su comportamiento si el resultado está complicado. En ese caso, les doy la razón. Lo que diferencia al crack y al guapo es no achicarse cuando la mano viene fea. Vamos a ver si el domingo los croatas comienzan ganando, si el negro con un boca como para cuatro saxos también la pisa. Ya me calenté.

Se terminó el Mundial para nosotros y este domingo se termina para todos. Se cubrió de la mejor manera posible por parte de esta columna que conoció tiempos mejores en este blog que idem. 

Ya que no pensamos volver a escribir nada por acá, ni siquiera en el próximo Mundial ni en ningún otra ocasión, qué mejor que la única, la inigualable, la insuperable Scarlett. Y un video de quilombetes entre jugadores. Especialmente de triángulos amorosos, que son los mejores polígonos que se han inventado.

 

Así está el mundo, amistá.