Se viene el nunca bien ponderado fútbol veraniego, con tribunas semidesiertas, el ya clásico deambular de equipos clase b, la puesta en cancha de foráneos “a prueba” y todo el glamour de nuestro mundillo futbolero, desde una Yoselem a una Patricia Fierro, sin escalas. Lo que sigue es una breve crónica de algunas de las últimas entregas estivales.
Copa Montevideo, 1984. Algo impensable 26 años después: cuadrangular con Nacional, Peñarol, River Plate y Boca Juniors. Clásico argentino a primera hora, con triunfo xeneixe por 2 a 0. En Boca jugaban varios históricos, como Hugo Orlando Gatti, Oscar Ruggeri y Ricardo (el) Tigre Gareca, autor de uno de los goles. Con Centenario lleno hasta la bandera (quien esto escribe debió apelar a la nunca bien ponderado ingreso de garrón al palco para poder disfrutar del espectáculo), se llegó al clásico oriental. Pasó a ganar Peñarol con gol de José Ignacio Villarreal, pero Nacional lo dio vuelta con 2 de Carrasco, 1 de Aguilera y otro de Luzardo. La nota pintoresca la dio el grueso de la falange carbonera, en tiempos en los que compartía Amsterdam con su similar tricolor: en lo previo al cuarto gol, desapareció por una boca de acceso para emerger minutos después por otra, tomando por asalto a los exultantes hinchas tricolores. Se produjo entonces la clásica refriega, como las de antes, sin otra arma que el puño y las ganas de defender los queridos colores. A lo macho. ¡Uruguay nomá!
Copa Casa de Andalucía, 1987. No fue en verano (fines de abril), pero igual sirve, sobre todo en tiempos en los que en abril hace mucho más calor que en enero. Triangular con Peñarol, Nacional y el Betis de Sevilla. Escenario del célebre clásico “de los 8 contra 11”, en el que Peñarol logró el gol del triunfo cuando ya se le habían sido expulsados tres ágiles. Dicen los que lo vieron (que fueron bien pocos, pues no se televisó, y se vendieron 8.000 entradas) que Nacional mereció ganar. Pero por suerte, ese día me quedé en casa jugando a la Commodore 64.
Copa Montevideo, 1988. Triangular ante el poderosísimo “Dnierp” de la Unión Soviética. Otros tiempos. Salieron campeones los comunistas, tras derrotar a Peñarol, que previamente había derrotado a Nacional con cabezazo del Zurdo Viera, la noche del debut del calvo arquero tricolor Jorge Seré. En Nacional, faltando pocos minutos, ingresó un hombre llamado al éxito: Alejandro Chilindrón. Pero digámoslo de una vez: no es para cualquiera trascender con semejante apellido. Años después, el argentino Ernesto Mariano Chirumbolo, que dicen quienes lo vieron que era mejor que Messi, padecería una maldición semejante.
Copa Conrad, 2004. Saltamos abruptamente de siglo, hasta dar con un partido que marcó el debut de otro arquero albo, Sebastián (el) Metrosexual Viera. El match se jugó en Maldonado, y lo ganó el Peñarol de Aguirre con gol de penal de Carlitos Bueno. Cinco días después se jugó la revancha, en Paysandú, con triunfo de los tricolores de Santiago Ostolaza por 3 goles a 0, todos ellos conseguidos en el segundo tiempo, destacando uno del Cebolla Rodríguez en propia puerta.
Copa Conrad, 2005. Pasar a perder un clásico, es malo. Pero que el gol te lo haga Gonzalo Pizzichillo tras eludir a tu arquero estrella, es mucho peor. Eso pasó en el primer clásico del año 2005, disputado en el Domingo Burgueño Miguel. Pero afortunadamente para la falange alba, Abreu empató con toque de billar (no del Bomba Villar, sino del juego de salón), y en los penales el triunfo se lo llevó el propio elenco tricolor, gracias a que Viera le contuvo su remate a Cedrés. Lo peor vino después, con ingreso de hinchas de uno y otro conjunto, corridas, robo de banderas. Se perdieron los códigos, y el sponsor de un Hotel que ya no desearía vincular su nombre al de ese torneo, que pasaría a llamarse primero “Ricard” y luego “Bimbo”.
Copa Bimbo, 2009. Más que el clásico, ganado por Nacional 2 a 1 con goles de Blanco y el Hueso Romero, interesa recordar cómo tricolores y aurinegros cayeron goleados 4 a 1 ante Cruzeiro y Atlético Mineiro respectivamente. Fue momento de hablar del abismo que separa a nuestros clubes de los brasileños, y por extensión, también de los argentinos, mexicanos, paraguayos, y hasta surinameses. Tres meses después, Nacional llegaba a las semifinales de la Libertadores y los mismos periodistas se rasgaban las vestiduras al grito de “no somos menos que nadie”. ¡Uruguay nomá!
(Publicado en Guambia, 09-01-10.)
Copa Montevideo, 1984. Algo impensable 26 años después: cuadrangular con Nacional, Peñarol, River Plate y Boca Juniors. Clásico argentino a primera hora, con triunfo xeneixe por 2 a 0. En Boca jugaban varios históricos, como Hugo Orlando Gatti, Oscar Ruggeri y Ricardo (el) Tigre Gareca, autor de uno de los goles. Con Centenario lleno hasta la bandera (quien esto escribe debió apelar a la nunca bien ponderado ingreso de garrón al palco para poder disfrutar del espectáculo), se llegó al clásico oriental. Pasó a ganar Peñarol con gol de José Ignacio Villarreal, pero Nacional lo dio vuelta con 2 de Carrasco, 1 de Aguilera y otro de Luzardo. La nota pintoresca la dio el grueso de la falange carbonera, en tiempos en los que compartía Amsterdam con su similar tricolor: en lo previo al cuarto gol, desapareció por una boca de acceso para emerger minutos después por otra, tomando por asalto a los exultantes hinchas tricolores. Se produjo entonces la clásica refriega, como las de antes, sin otra arma que el puño y las ganas de defender los queridos colores. A lo macho. ¡Uruguay nomá!
Copa Casa de Andalucía, 1987. No fue en verano (fines de abril), pero igual sirve, sobre todo en tiempos en los que en abril hace mucho más calor que en enero. Triangular con Peñarol, Nacional y el Betis de Sevilla. Escenario del célebre clásico “de los 8 contra 11”, en el que Peñarol logró el gol del triunfo cuando ya se le habían sido expulsados tres ágiles. Dicen los que lo vieron (que fueron bien pocos, pues no se televisó, y se vendieron 8.000 entradas) que Nacional mereció ganar. Pero por suerte, ese día me quedé en casa jugando a la Commodore 64.
Copa Montevideo, 1988. Triangular ante el poderosísimo “Dnierp” de la Unión Soviética. Otros tiempos. Salieron campeones los comunistas, tras derrotar a Peñarol, que previamente había derrotado a Nacional con cabezazo del Zurdo Viera, la noche del debut del calvo arquero tricolor Jorge Seré. En Nacional, faltando pocos minutos, ingresó un hombre llamado al éxito: Alejandro Chilindrón. Pero digámoslo de una vez: no es para cualquiera trascender con semejante apellido. Años después, el argentino Ernesto Mariano Chirumbolo, que dicen quienes lo vieron que era mejor que Messi, padecería una maldición semejante.
Copa Conrad, 2004. Saltamos abruptamente de siglo, hasta dar con un partido que marcó el debut de otro arquero albo, Sebastián (el) Metrosexual Viera. El match se jugó en Maldonado, y lo ganó el Peñarol de Aguirre con gol de penal de Carlitos Bueno. Cinco días después se jugó la revancha, en Paysandú, con triunfo de los tricolores de Santiago Ostolaza por 3 goles a 0, todos ellos conseguidos en el segundo tiempo, destacando uno del Cebolla Rodríguez en propia puerta.
Copa Conrad, 2005. Pasar a perder un clásico, es malo. Pero que el gol te lo haga Gonzalo Pizzichillo tras eludir a tu arquero estrella, es mucho peor. Eso pasó en el primer clásico del año 2005, disputado en el Domingo Burgueño Miguel. Pero afortunadamente para la falange alba, Abreu empató con toque de billar (no del Bomba Villar, sino del juego de salón), y en los penales el triunfo se lo llevó el propio elenco tricolor, gracias a que Viera le contuvo su remate a Cedrés. Lo peor vino después, con ingreso de hinchas de uno y otro conjunto, corridas, robo de banderas. Se perdieron los códigos, y el sponsor de un Hotel que ya no desearía vincular su nombre al de ese torneo, que pasaría a llamarse primero “Ricard” y luego “Bimbo”.
Copa Bimbo, 2009. Más que el clásico, ganado por Nacional 2 a 1 con goles de Blanco y el Hueso Romero, interesa recordar cómo tricolores y aurinegros cayeron goleados 4 a 1 ante Cruzeiro y Atlético Mineiro respectivamente. Fue momento de hablar del abismo que separa a nuestros clubes de los brasileños, y por extensión, también de los argentinos, mexicanos, paraguayos, y hasta surinameses. Tres meses después, Nacional llegaba a las semifinales de la Libertadores y los mismos periodistas se rasgaban las vestiduras al grito de “no somos menos que nadie”. ¡Uruguay nomá!
(Publicado en Guambia, 09-01-10.)
8 comentarios:
muy bueno reyes,por suerte lo publicás acá tambien y asi no hay que comprar el diario bolazo ese, que no sirve ni pa envolver papas en el almacen del philip,para así hacerse con la guambia,y poder leer tu columneta;todo muy complicado che!!!
Muy lindo todo Reyes. Que memoria, parecés Del Bono
Sí, solo que Delbono coordina mucho mejor que yo.
Capaz que está feo el diario del Reverendo, Zorro.
Lo feo del diario del requerido x Interpol Moon fue en 2004, al día siguiente de las elecciones cuando NO informó del triunfo del FA en la primera tapa. Hasta El Pis lo hizo...
No tiene nada q ver con nada pero tenía q decirlo...
Es que ese día hubo que cerrar temprano, hubo un problema con el encargado de la imprenta que se tenía que ir temprano, y entonces...
buenisimo reyes.
fue en alguna de estas de verano que se sustituyeron los penales por aquella otra forma de que los jugadores salian con la guinda y llegaban a definir con el golero?..que si mal no recuerdo erraron casi todos.
No, Rafa. Eso fue por agosto más o menos, y hablás del shot goal. Año 96. Se patearon 10, y el único que anotó fue Pablo Javier. El arquero tricolor era Fabián Domínguez. En los primeros planos se lo veía insultando a los pateadores mirasoles.
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