Páginas

viernes, 18 de septiembre de 2009

Cuento colectivo III

Desde chico, la lluvia siempre me pareció algo maravilloso. Podía pasarme horas y horas frente a la ventana de mi cuarto, viendo cómo la gente luchaba por salvar la vida de esos paraguas llamados a la desgracia, cómo los conductores con conciencia de clase evitaban salpicar a los pobres infelices que esperaban el 142, mientras que los jóvenes oligarcas encontraban cierto placer en empaparlos. No pasaba tarde lluviosa sin que yo me detuviese no menos de una hora frente a esa escena, repetida una y otra vez con roles estipulados aunque con personajes aleatorios. Así fue desde que tengo memoria, y hasta aquel fatídico 24 de agosto.

Porque resulta que esa tarde...

25 comentarios:

  1. caminaba por Rivera a la altura del Zoológico y me encotré cara a cara con ella...

    ResponderEliminar
  2. No podria decir que fuera linda, no. Tampoco flaca, ni alta. Mas bien, era bastante fulera. Pero...

    ResponderEliminar
  3. Tenia ese shenesecua que tienen algunas vendedoras de torta fritas...

    ResponderEliminar
  4. el pelo engrasado y jediento, la cara aceitosa y sudada, las piernas atestadas de várices por estar tantas horas de pié. Dame una le dije...

    ResponderEliminar
  5. usté que es una buena mujer...
    y me tira una torta... que la verdad... pah! im po nen te...
    entonces pensé... capaz, hay un gran ser humano tras esta tortera...

    y en el afan de comprobarlo...

    ResponderEliminar
  6. tomé el paquete de harina, me hice dos rayas debajo de los ojos, cual jugador de fútbol americano. Y arremangandome el camperón le dije, "a mi juego me llamaron"...

    ResponderEliminar
  7. Fue el inicio de un gran sueño. Yo amasaba, ella fritaba. A veces cambiábamos los roles. Todo era armonioso, hasta que...

    ResponderEliminar
  8. un día, un hombre misterioso apareió por nuestro puesto de tortas fritas. Vestía un gamulán gris y llevaba puesto un sombrero negro de ala ancha.
    Se acerco lentamente y dijo...

    ResponderEliminar
  9. de que?... le preguntamos. De bromatología repitió, a juzgar por: el gamulán desgarrado que era de las pocas prendas que lucía junto con la chancleta desarmada con media (el otro pie lucía descalzo), el sombrero negro de ala ancha (sin techo), la barba de 74 meses, el rostro sucio, el aliento alcohólico, las manos desgastadas con uñas largas y sucias las piernas amoretonadas; no era claro que se tratara efectivamente de un inspector de bromatolonosequé pero ta la posibilidad cabía, lo escuhamos y nos dijo...

    ResponderEliminar
  10. denme unas tortafritas, porque tengo que hacer un tessster

    ResponderEliminar
  11. Estoy viviendo acá, en la esquina con mis 27 perros, si sobra algo me avisan.

    ResponderEliminar
  12. Rápidamente elaboramos unas tortafritas y se las dimos.
    Antes de pagar decidió probarlas.
    La cara se le deformó y exclamó: ...

    ResponderEliminar
  13. Obviamente nuestro enojo con el señor era grande.

    Le dijimos que nosotros le comprabamos la grasa a...

    ResponderEliminar
  14. una señora que vivía sola, en su casita sobre la calle Rossel y Rius, junto a sus 74 gatos.

    ResponderEliminar
  15. Así que fuimos hasta ahí. Al llegar, la vieja (Filomena, tal era su nombre) estaba viendo Subrayado, que mostraba al Pepe Mujica diciendo que...

    ResponderEliminar
  16. peñarol debe jugar con tres puntas y un futbol moderno. Entonces la vieja se dirige a la cocina y al volver nos trae...

    ResponderEliminar
  17. ... tres vasitos rojos dados vuelta, símil mosqueta. Uno, según ella, contenía la piedra filosofal. Otro, la receta de su aceite secreto. Y el tercero, la ubicación exacta del tesoro de las Masilotti.

    Nos miramos con Marta (tal era su nombre), y elegimos...

    ResponderEliminar
  18. como no podía ser de otra manera la receta de su aceite secreto. Al leerla supimos inmediatamente que habíamos hecho lo correcto: no era una receta ordinaria sino también...

    ResponderEliminar
  19. descubrimos que entre los ingredientes, la señora solía utlizar grandes cantidades de...

    ResponderEliminar
  20. excremento de gato, seleccionado especialmente para la ocasión. Ahí, sin dudarlo, el inspector de bromatología espetó:

    ResponderEliminar
  21. ¿Es del Gato Perdomo o del Gato Sessa?

    Nosotros le respondimos que...

    ResponderEliminar
  22. que era del Gato Perdomo porque de lo contrario se nos complicaría también con la aduana.
    Sin embargo el dudoso inspector decidió someter el ingrediente a una extraña prueba...

    ResponderEliminar

Comente lo que quiera, para límites está la vida.